Relación con nosotros padres

Cuando ya somos adultos, debemos cultivar con nuestros progenitores una relación diferente a cuando vivíamos “bajo su yugo”. Antes le debíamos respeto y obediencia, pero ahora, la obediencia debe ser cambiada por honra y el respeto debe ser mutuo. Si ellos son dados a no respetar los límites, es necesario que le mostramos hasta dónde pueden acceder. Sin embargo, para eso tendremos en muchas ocasiones que privarnos de seguir recibiendo ciertos privilegios, entre ellos los materiales. Muchas parejas terminan en divorcio porque uno o ambos “son gobernados por sus padres”, y muchos hijos no se casan por lo mismo. A veces será necesario enfrentarlos, obviando cualquier temor, pero siempre con amor y consideración. Suele ser un gran error casarse y quedarse a vivir con sus padres o muy cerca de estos; pues para desarrollar un proyecto de vida propio es necesario dejar “esa zona de confort”.