¡La luz otra vez!

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Desde que empecé a escribir artículos en los periódicos, he tocado el tema de la luz eléctrica; en comentarios y en episodios protagonizados por Emma o por mis nietos, la luz ha sido protagonista, junto con las calamidades de que somos víctimas los sufridos ciudadanos de este país. En una ocasión, estando el mayor de mis nietos muy pequeño, escribí que mi mayor temor era que algún día mi nietecito me preguntara: “Abuelita, ¿qué era la luz eléctrica?”.

Han pasado varios años desde entonces y hoy en día, ese nieto es un jovencito y ni él, ni sus contemporáneos han conocido un servicio eléctrico normal y eficaz en la ciudad en donde viven. Solo cuando van de vacaciones a algún hotel de playa, disfrutan de el servicio eléctrico sin interrupción. Estando una vez en uno de esos establecimientos hoteleros, para pasar unos días de vacaciones, uno de mis nietos me preguntó curioso por la razón de que allí, siendo un hotel solamente, el servicio eléctrico fuera perfecto, y en cambio en la capital, la ciudad más importante del país, solo había luz a ratos. Tuve que explicarle que los hoteles habían instalado su propio servicio de electricidad, al no poder contar con ese servicio estable. Mi explicación lo confundió y al rato quiso saber si podía ser posible que cada ensanche hiciera lo mismo que los hoteles. Le expliqué lo del costo y el factor de que los hoteles estaban exentos de impuestos y los ensanches no. La verdad es que no comprendió demasiado aquél lío y yo tampoco estaba para detalladas explicaciones en mis anheladas vacaciones.

Ha pasado el tiempo y varios gobiernos se han sucedido pero seguimos como antes, yo diría que ¡de mal en peor! La semana pasada anunciaron apagones para el mes de octubre, en medio de una tanda de suspensiones del fluido eléctrico. Los que poseen un inversor no tienen oportunidad de que estos se recarguen lo suficiente para soportar el nuevo apagón. Por mi sector la luz se va de paseo como a las nueve de la mañana, si no antes. Vuelve a eso de la una y media o dos. En la prima noche se vuelve a ir para retornar como a las once de la noche.