Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

FOLCLOREANDO

Interiores femeninos

Una vez me puse un vestido con un diseño raro y los piropos llovieron. El vestido era a media pierna y una amiga quería ver de cerca la textura del traje y levantó un poco el ruedo y se armó un show, porque se veía un poco del encaje del “mediofondo” y alarmada expresó: Xiomarita y tú usas mediofondo? Le contesté afirmativo, porque hay telas que son casi transparente y la luz se refleja en el cuerpo. Antes, esas prendas de vestir se usaban más a menudo. Mi abuela usaba enaguas, refajos y las más jóvenes mediofondos, que en la zona rural le decían “sipón”, y también las pantaletas con encajes “entredós”. Los mediofondos traían encajes en el borde inferior y eran de marcas reconocidas, como “Maidenform”, “kayser”, etc. Que no tenían acabadera, duraban mucho tiempo. En algunas tiendas tradicionales todavía existen, porque un gran segmento de la población son adultos mayores, que son convencionales en el vestir. Lo que no se usa de forma ordinaria es la cretona, cuya función era ampliar la falda, darle cuerpo a la vestimenta. La mujer de épocas pasadas era “parejera”, lucía elegante. Si tenía el busto grande o caído se ponía un bustier que le daba la forma y los senos estaban erectos (aunque la mujer tuviera 70 años); siempre estaba pendiente al porte y al buen gusto. Adornar el cuello con un collar de perlas genuinas y tener en la cartera un pañuelo bordado era símbolo de elegancia, además el arreglo de la habitación con sábanas blancas bordadas en Richelieu, con las iniciales de los nombres de la pareja matrimonial, que la mayoría de las veces las bordaban las mismas personas de la casa, dándole un matiz personalizado y con la satisfacción de haber contribuido a un aporte en el hogar, lo que se transmitía de generación en generación, pero parece que hasta ahí llegó. Se rompió la cadena familiar para dar luz verde a costumbres y tradiciones diferentes. La mujer ya viene de fábrica, ocupada y con falta de pudor, no se interesa por el glamour y los detalles que la hacía más interesante al sexo opuesto, quiere enseñar lo que Dios le dio y algo más, porque la que no enseña “no ‘ta”.

Tags relacionados