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Psicología

Buena crianza para mejores resultados

Influencia. La felicidad personal no se puede basar en la miseria, maltrato o infelicidad de los seres queridos.

Influencia. La felicidad personal no se puede basar en la miseria, maltrato o infelicidad de los seres queridos.

Muchas personas pasan por la vida sin dejar una buena huella, y otras las dejan, pero negativas. Sin embargo, hay quienes pasan dejando un derroche de cosas positivas. Este logro es fruto de la toma de una acertada decisión: asumir un buen comportamiento para dejar un legado provechoso a las futuras generaciones.

Para obtenerlo, lo primero que debemos plantearnos son algunas preguntas que nos lleven a una reflexión personal. Las interrogantes que debemos hacernos a nosotros mismos son: ¿cuál es mi misión en esta vida?, ¿qué quiero dejar como legado a mi familia?, ¿cómo quiero que me recuerde la gente?, ¿qué cosas me hacen feliz a mí y a mi entorno?

Cada pregunta tiene su respuesta, pero lo más importante es pensar en que la vida de cada ser humano impacta el entorno de este, aunque no nos lo propongamos.

Por tanto, cuando pienso en mí, en lo que quiero hacer y hago, tengo que tener bien claro que eso va a afectar a los demás.

Siendo esto así, mi felicidad no se puede basar en la miseria, maltrato o infelicidad de los míos.

Cuando vivimos una vida plena, honesta y potable, necesariamente estamos sembrando algo que en un futuro dará sus frutos de manera positiva y, lo mejor, puede multiplicarse y permanecer en el tiempo.

Esto aplica para el área laboral y profesional, para la social, para mantener una buena relación de amistad y, sobre todo, para preservar la paz en la familia. Todo es cuestión de decisión. Si se elige formar una familia, esto implica anteponer todo para llevar a esta por el mejor camino que podamos. A veces, implica sacrificios, pero deben hacerse con amor.

No implica que nos anulemos como hombres y mujeres en otros roles como el profesional o laboral, pero sí pensar en que todos los roles que jugamos deben estar equilibrados, sabiendo siempre cuál es la prioridad y, sobre todo, replantear constantemente las preguntas que nos lleven a la reflexión de cuál es mi misión en esta vida, es decir, qué recomiendo, y que constantemente nos preguntemos: ¿qué quiero dejar a mi familia y a mi entorno?, ¿cómo quiero que me recuerden cuando ya no esté? Eso es lo que al final voy a cosechar.

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