Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Viaje

En Madrid: un almuerzo a nuestro gusto

Restaurante 
La marisquería El barril de Recoletos tiene dos entradas.

Restaurante La marisquería El barril de Recoletos tiene dos entradas.

Avatar del Listín Diario
Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

En la calle Recoletos, entre el Paseo del mismo nombre y la calle Serrano del barrio de Salamanca, en Madrid, funcionan varios restaurantes de distintas categorías. Entre ellos, la marisquería El barril de Recoletos, con dos entradas para el mismo local. Una, hacia el área informal donde está la barra, encima de la cual desde una rejilla cuelgan boca abajo las copas de cristal.

En lo alto, en grandes letras resaltan los nombres de deliciosos mariscos: Ostras, Cigalas... Aquí las mesitas y sillas son altas y en una pizarra atrapan la atención ‘Las Degustaciones del Barril’. Entre estas, Mariscos frescos de lonja y Recuerdos del puerto, pero también arroces, carnes y ensaladas.

Aunque desde el interior de esta zona se conecta con los comedores formales, hay para estos otra entrada desde la calle. Mientras mi hijo Alexis se dirige a la segunda, un camarero en la primera me indica: ‘Venga conmigo’. Quiere mostrarme la vitrina donde reposan pescados y mariscos, entre estos merluza, lenguado, lubinaÖ

Otro mozo, a la vez, me enseña un plato de alcachofas, animándome a tomarle una foto junto a la pecera. Para complacerle, así lo hago. Él, a su vez, señala mi celular y dice: ‘Venga le tiro una foto’. Me la dejo tomar. A seguidas salgo de vuelta a la calle para entrar al salón donde Alexis me espera. Corre el mes de octubre del 2017.

Mi selección ya la tengo decidida: Tronco de merluza de Cudillera con su ajada gallega, a 22.50 euros. Alexis, en cambio, se decanta por un Baby de carne roja braseado, habiéndose previamente enterado, según explicación del maitre d’, que es carne tierna; no es ternera. En el entorno, la clientela es variopinta: caballeros con saco y corbata y hombres con poloshirt o en mangas de camisa. Gente que se saluda con fuertes palmadas a la espalda. A la mesa, de adorno principal hay un cilindro de cristal con tres manzanas sintéticas de color verde, una encima de la otra. Algunos muros y parte del techo son de madera con ranuras, como si quisieran hacer juego con las tablitas del espaldar de las sillas, un tanto incómodas por cierto, aunque al menos tienen reposabrazos. Su estructura es toda de madera pintada de negro, tapizadas en rojo, como el color del techo y alguna pared. Una única ventana está marcada por columnas de piedra.

Como cortesía de la casa y sin previo aviso, para degustar mientras esperamos, nos traen una deliciosa sopa vichyssoise servida en vasitos de vidrio. Sin duda, es una buena crema fría de puerros, nata y patatas (papas) que prepara el paladar. Los excelentes panes artesanos, esos hay que pagarlos: 4.40 euros. En cuanto a la carne, a 21.50 euros, Alexis la encuentra exquisita. La merluza con ajada gallega (el camarero me explica que dicha salsa se prepara con ajo, laurel, pimentón y aceite de oliva), presentada de manera minimalista sobre un plato blanco, está según la esperaba y deseaba. Madrid, sin ser puerto de mar, siempre se precia de tener los mejores mariscos y pescados de España. En cuanto al vino, ambos lo pedimos tinto. Un par de copas de Avenencia, cuya denominación de origen es Ribera del Duero, cada una a tan solo 2.90 euros. Además una infusión natural, a 3.50, amén del IVA, 5.77 euros, completan nuestro almuerzo de hoy en El Barril de Recoletos, un restaurante del Grupo Oter. En total: 63.47 euros. Bien los vale el ambiente, la atención y la comida. Fue un almuerzo a nuestro gusto.

Alexis se decanta por un Baby de carne roja braseado. El maitre d le explica, previamente, que no es ternera.

Cortesía de la casa. Para degustar mientras esperamos nos trajeron una deliciosa sopa vichyssoise servida en vasitos de vidrio.

En la vitrina reposan pescados y mariscos, entre estos merluza y lenguado.

Tags relacionados