¿Empatía o simpatía?

Está muy de moda la palabra empatía, y en verdad es muy importante ser empáticos con nuestros semejantes. Pero, ¿qué es en realidad la empatía? ¿Viene con nosotros o podemos aprenderla? La empatía es la intención de entender los sentimientos y las emociones de los demás con el fin de poder comprender sus actuaciones.

Es participar afectivamente en una realidad ajena que nos permite conectar o identificarnos con el sentir de esa otra persona. La empatía despierta relaciones saludables basadas en el respeto a la forma de ser de cada uno, y en la habilidad de ser compasivos sin juzgar. Es un valor positivo que se puede practicar al caminar con los zapatos del otro, con el propósito de ponernos en su lugar para entender porque actúa de tal o cuál manera, y así poder ayudarlo/a en caso de que sea necesario. Simpatía en cambio es un sentimiento de afinidad entre personas que se atraen e identifican, y que se da cuando alguien te cae bien sin que te lo propongas, por su forma de ser o de sentir. Aunque resulta espontáneo en ocasiones porque se da de primera impresión, a veces la simpatía es el resultado del trato, pues puede que una persona no nos caiga bien al principio, y luego de conocerla mejor nos llegue a gustar como el que más. La empatía entonces es comprensión, conexión e identificación. La simpatía es alianza, armonía y atracción. En fin, tanto la empatía como la simpatía, si están encaminadas a reforzar valores, son sentimientos propios de gente noble y generosa. Ser simpático es agradable, y ser empático es inteligente.