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Un balance a la salud del 2016

Aunque no se logró mejorar la atención pública de salud, sí se avanzó en aspectos cruciales y que servirán para llevar a cabo la reingeniería del sistema y empezar a trillar un nuevo paradigma.

Durante el año 2016 en el sector salud se presentaron situaciones interesantes, de las cuales unas fueron favorables y otras no tanto. Al hacer un balance, éstas señalan, definitivamente, la antesala de un proceso de cambios importantes y reformas necesarias para elevar la calidad del sistema público de salud.

Apenas en el primer trimestre del año, se inició un proceso de reclamos a cargo de distintos gremios de la salud, liderado por miembros del Colegio Médico Dominicano, quienes iniciaron un camino de lucha con paros, manifestaciones y marchas con el propósito transversal de una mejoría del salario de los trabajadores de la salud pública. Esto además de la culminación de los trabajos de remodelación de los centros de salud, asignación de un 5% de PIB a la salud pública, pensiones, entre otros.

Esto forzó la conformación de una amplia mesa de diálogo, la cual se convirtió en espacio donde gobierno, gremios y testigos construyeron una agenda que incluía no sólo aspectos salariales, sino también reforma estructural del sistema público de salud.

Después de alrededor de 50 encuentros y 200 horas de diálogo y contrapropuestas, se lograron acuerdos firmados siete meses después entre las partes. Aunque este pacto sirvió como un acercamiento, aún está pendiente la verdadera y dilatada reforma.

En el mismo contexto, pero como acción desvinculada, el gobierno tomó la decisión de dar por concluida la Comisión para la Reforma del Sector Salud, conocido por las siglas CERS, que operó por unos 15 años bajo el financiamiento de organismos internacionales y sin que a la fecha se pudieran exhibir resultados que dieran respuesta a lo que originó su establecimiento: impulsar reformas en el sector.

En el año 2016 se hace una realidad la puesta en marcha del Sistema Nacional de Salud con el encargo o eje central de sus objetivos de dar cumplimiento por mandato de ley, la descentralización de los servicios de salud y la creación de redes y niveles de atención. Además adoptar un modelo de gestión que garantice eficiencia, eficacia y mejora de los demás aspectos que tributan a la calidad. También plantea el traspaso de los establecimientos y activos que dan servicios de salud en el IDSS pasando a ser parte de la nueva red y bajo la tutela del SNS.

Este encargo, por cierto, de gran impacto si se logran sus propósitos, se encuentra en un proceso de construcción. Las mejoras, reparaciones, equipamiento, y construcción de nuevos centros, llegado al fin de año, presentan serios atrasos por razones diversas, siendo la más determinante la falta de recursos financieros. Esto ha generado un gran impacto en el sistema hospitalario ocasionando serios problemas para los usuarios de esos servicios, los cuales en su mayoría están entrampados en la pobreza.

En el mes de noviembre se dio a conocer a través de los medios de comunicación que varios centros públicos de salud reconocidos como de autogestión, se encuentran con altas deudas y atrasos a proveedores, lo que los coloca en una situación difícil y progresiva. A partir de esa realidad, se ha anunciado que desde el SNS se está promoviendo una revisión del modelo y que, probablemente a principios de año, se pondrían correctivos y mayor control financiero de estos centros.

Otro elemento que estuvo presente durante el 2016, y que será un gran desafío para el próximo año es la decisión del gobierno de hacer cambios en la actual Ley de Seguridad Social. Más de una década después de la puesta en marcha del régimen contributivo, durante este año se recrudecieron los enfrentamientos entre médicos y las ARS. Bajas coberturas, objeciones y glosas, tarifarios y copagos, asignación de códigos a nuevos profesionales para dar servicios en el sistema contributivo, entre otros son parte de la discusión, cuyas desa-venencias entre las partes serán más críticas a principio de enero. Ya en el último trimestre, el gobierno central identifica la necesidad urgente de modificar la ley 87\01. Es evidente que los congresistas deberán hacer cambios profundos para cerrar brechas y establecer un nuevo modelo de gobernanza. Visto objetivamente, el actual consejo está atrapado por los intereses encontrados que representan los actuales miembros.

Ya en el anteproyecto, el cual ojalá y no sea descuartizado por los intereses particulares, sobresale la desa-parición del veto como elemento disruptivo y obstructivo a las iniciativas de las partes y a favor de los usuarios. En relación a los indicadores de salud, durante el año 2016, se habla de una disminución de la mortalidad infantil. Mientras que los demás se mantienen, ya que dependen de cambiar de la A a la Z el modelo de atención médica y de gestión.

Ante las enfermedades trasmitidas por vectores se desplegaron de manera muy activa y efectiva campañas desde el Ministerio de Salud Pública para control de criaderos y concienciación en el cumplimiento de las guías terapéuticas, lo cual surtió su efecto principalmente disminuyendo la mortalidad por dengue comparada con años anteriores. Sin embargo, el zika, aunque con menor patogenicidad que el dengue, introduce complicaciones en una proporción de los casos del síndrome de Guillan Barret y la posibilidad de microcefalia en los neonatos cuando lo contrae la mujer en estado de gestación.

Otro elemento a destacar es cómo el incremento de lluvias, causado por las grandes inundaciones en la región Norte del país, trajo consigo consecuencias como el incremento de casos de leptospirosis, cobrando la vida de algunos ciudadanos afectados por esta afección.

Sobre las enfermedades transmitidas por vectores, hay que resaltar que el Ministerio se mantuvo activo con campañas diversas de promoción y prevención de la salud. Finalmente, el balance del 2016 en materia de salud es positivo. Aunque no se logró mejorar la atención púbica de salud, sí se avanzó en aspectos cruciales y que servirán para llevar a cabo la reingeniería del sistema y empezar a trillar un nuevo paradigma en la prestación de salud.

((Realidad de la mortalidad en RD Plan libera de carga a algunos centros No podemos obviar la causa principal de mortalidad en República Dominicana: los traumas. Este año el gobierno central consolidó con el 9-1-1 en el Distrito Nacional la atención inmediata y traslado de personas desde el lugar del siniestro.

Este servicio es un claro ejemplo de que las cosas se pueden alcanzar cuando existe voluntad política. Durante el 2016 alcanzó su tercer año de puesto en marcha y se extendió a Haina y a la provincia de San Cristóbal.

Sin embargo, la mortalidad, discapacidad, daños materiales, entre otros, fruto de accidentes de tránsito, aunque han disminuido según cifras oficiales, continúan siendo un grave problema para nuestro país. Su impacto alcanza varios aspectos como el gasto en salud.

Durante el año 2016, la temeridad y la falta de autoridad para penalizar a aquellos que violan la ley de tránsito fueron motivos frecuentes de lamentaciones.

En cuanto a la formulación y aprobación del presupuesto de salud para el próximo año, se establece un incremento en la partida destinada a la salud de unos quince millones de pesos (RD$15,000,000) adicionales, los cuales estarán destinados para avanzar en la remodelación, construcción y equipamiento de los centros de salud intervenidos desde hace cuatro años. Con esto, las autoridades proyectan acelerar la culminación de estos trabajos para aliviar la sobrecarga actual de aquellos centros que están operando en la actualidad.

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