Viaje
La ciudad de Santander es un renacer continuo
Dos incendios marcaron profundamente la historia del centro histórico de Santander. De aquellas devastaciones producidas por el fuego no quedan señales, sólo una que otra placa conmemorativa adosada a algún edificio levantado a posteriori. El primer incendio llegó del mar: la explosión del barco Cabo Machichaco el tres de noviembre de 1893. El segundo, calificado por Antonio Aretxabala como el incendio más demoledor de la historia de España, se originó el 15 de febrero de 1941, en una casa de la calle Cádiz cuya ubicación exacta no ha sido bien esclarecida. Un fuerte viento esparció el fuego por todo el sector a la redonda. Muchas fueron posteriormente construidas con idéntica arquitectura. Una de ellas, si mi información es correcta, es la sede principal del Banco de Santander.
Precisamente desde su acera cruzo el ancho Paseo de Pereda hacia los Jardines de Pereda junto a la bahía. En el paseo marítimo, una serie de llamativas construcciones me obliga a detenerme a cada paso. En el centro del muelle se levanta un edificio al que algunos califican de romántico: el Palacete del Embarcadero con alegóricas esculturas, entre ellas las cabezas de los mártires San Emeterio y San Celedonio. (San Emeterio, santo patrono de Santander de cuyo nombre, Sancti Emeteri, deriva el de la ciudad). El Palacete funcionó en un tiempo como estación de pasajeros. Hoy sirve para exposiciones de arte.
A corta distancia, resalta en el muelle una extraña construcción cuya base es una mole de piedra de forma redondeada. Es la Grúa de Piedra que, asentada en el lugar desde 1910, queda como un testimonio del antiguo puerto. Atrapa de inmediato mi atención.
(En febrero de este año 2016, casi un año después de mi visita, parte de los contrapesos de la grúa se derrumbaron y cayeron al mar. Tuvieron que rescatarlos. Hubo además que desmontar toda la grúa para rehabilitarla. Sigue en restauración).
Casi a su lado, se construye el Centro Botín, una enorme estructura especialmente destinada al arte y la cultura en general, con miras a desarrollar la creatividad tanto económica como social. En torno a sus edificaciones contará con espacio público abierto, conformando un centro de magnitud extraordinaria. Según explica su web, está organizado en dos volúmenes unidos por una estructura de espacios y pasarelas que se adentran en la bahía. En el techo del edificio Este habrá una terraza con vistas únicas de la ciudad y el mar, mientras la planta baja será totalmente transparente. El Centro contará con áreas comerciales y restaurantes. Sin duda alguna, cuando esté funcionando habrá de convertirse en un símbolo moderno de Santander.
Un estilo tan vanguardista contrasta, sin que uno menoscabe al otro, con el hermoso edificio que extendido en toda su magnificencia puede verse al otro lado del Paseo de Pereda. Es el Banco de Santander, que al verse obligado a dejar una calle libre entre sus dos edificios, une las imponentes e idénticas estructuras mediante un arco de medio punto que le da mayor prestancia. Una placa en un muro lateral rememora los efectos del incendio.
El incendio de 1941 En la tarde del sábado 15 de octubre de 1941 se declaró un primer incendio en una casa de la calle Cádiz, junto a la Catedral. Así explica Guía Viva, de Anaya Touring. Quedaron destruidos 350 edificios y 40 calles arrasadas por las llamas. La Puebla Vieja desapareció bajo el fuego, dando paso a un centro de Santander más funcional en su urbanismo. El resultado fue la remodelación de todo el núcleo situado al norte y oeste de las calles Calderón de la Barca y avenida de Calvo Sotelo.