FOLCLREANDO
El encanto de la vida simple

Ese viaje fue mi prioridad. Quise salir del bullicio de la Capital e instalarme en un remanso donde no hay teléfonos, ni señal de celulares, mucho menos“cable” ni juegos electrónicos. Así de simple, nos pasamos los primeros días del mes de enero de 2009, en la zona fronteriza. Un equipo de gente me acompañó en esta ruta con destino a Río Limpio. Antes de llegar hicimos escala donde uno de los más famosos músicos acordeonistas que tenemos: Lupe Valerio. Nos esperó con unas ricas gallinas criollas acompañadas de cachirulos (guineítos verdes) y yuca del patio. Fue un día bellísimo, nos deleitamos con su música, bailamos, descansamos y conversamos. La experiencia fue inolvidable. De ahí arrancamos para Río Limpio, a 20 kilómetros (una hora y más) a disfrutar del clima de la zona y compartir junto con el artesano Rivera Mora y los niños de la comunidad. Aprendimos juegos que nunca habíamos escuchado ni visto, y le enseñamos otros de los muchos que se jugaban y disfrutaban en algunos lugares del país. Fué un intercambio de experiencias. Brinqué la tablita con estos niños que están apegados a sus tradiciones, que aman sus diversiones y viven su realidad en aquél entorno montañoso que poseen, gracias a la naturaleza que los ha premiado.
En el recorrido, ví jugar el fufú tradicional, el carrito de javilla y los zancos de madera. Son infantes creativos, dispuestos, sanos; precisamente porque no tienen personas que les inculquen otro tipo de diversión con el objetivo de cambiarles su estilo de vida y recreación. Quiero volver a río Limpio, La Florida de San Juan de la Maguana, las lomas de Moca, Elías Piña, Altamira, Gualete, Río Grande, Gaspar Hernández, Higüey; esto permitirá que los niños y jóvenes de esos lugares me enseñen los juegos que elaboran del folklore material, los juegos de rondas y otros, que son muy nuestros, porque los inventan ellos mismos. Los pequeñitos de Río Limpio nos enseñaron una canción-juego cuyas letras son “Habichuelas con dulce, batata con mantequilla, leche rica, leche ricaaaaaaa! No sabemos si esa leche es el líquido blanco de la empresa que distribuye la marca láctea, pero el estribillo no lo había escuchado en el repertorio popular de la capital. ¡Que vivan las tradiciones!