Entrega
Embajadora de la belleza y el entusiasmo

Visita. Mercedes Cruz se encuentra en el país para enseñar a mujeres sobre el cuidado de la piel.
Las palabras miedo y limitación no existen en el diccionario de Mercedes Cruz, una dominicana que emigró a Estados Unidos con sus dos hijas para vivir junto a su esposo, quien luego del ciclón George en 1998 aprovechó una oportunidad de trabajo en agronomía, pues aquí ya no tenía empleo por las pérdidas que ocasionó el fenómeno atmosférico.
Cruz, oriunda de Pimentel, provincia Duarte, ocupa un puesto de directora de grupo en la empresa de cosméticos Mary Kay en Carolina del Norte.
Hoy, es una embajadora de la belleza y el entusiasmo: enseña a las mujeres a cuidar su rostro, a luchar por lo que quieren y a seguir sus sueños.
También se dedica a capacitarlas para que logren sus metas de ventas. “Siempre les digo a las mujeres que están bajo mis instrucciones que aprendan a hacer las cosas con amor y entusiasmo para que todo lo que logren sea fantástico, porque si no se hace así, las cosas no salen igual”, comenta emocionada.
Retos de la mujer latina
Cruz considera que para la mujer latina no está fácil llegar a un país diferente y empezar desde cero pero, señala, nunca hay que dejarse vencer.
“La mujer tiene muchos retos cuando llega a otro país no solo por el tema laboral; siempre habrá discriminación y para una mujer latina no es fácil aceptar eso. Yo lo sentí en la escuela cuando iba a reuniones de padres y amigos: saludaba y a veces no me contestaban, pero eso no me hizo sentir menos, al contrario, fue una motivación para buscar nuevas alturas”, recuerda.
Y así fue. Se integró a trabajar en la comunidad y en la escuela de sus dos hijas mayores, pero siempre esperando la oportunidad para trabajar y dedicarse a algo que la llenara profesionalmente.
Cruz, quien es contadora de profesión, explica que en 1999 Mary Kay llegó a su vida, y gracias al amor que siempre ha dedicado a lo que hace ha logrado sus metas en el negocio.
Aunque sigue escalando en lo que trabaja, Cruz se siente más que realizada porque ha podido dedicarse a una labor que le gusta, y cuidar de sus tres hijos de 22, 21 y 15 años, quienes son su mayor orgullo y han aprendido a entregar todo para conseguir lo que quieren.
Recuerda que Dios ha estado delante de todo lo que se ha propuesto.