KAIRÓS
Serenidad divina
“Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor”. En la propia experiencia de cada uno siempre hay algo de lo uno deba arrepentirse. El problema es cuando las desastrosas secuelas de una conducta impropia se extienden y duran más allá de lo deseado. En esta situación, es que con serenidad, con espíritu humilde y de aflicción, debemos expresar los sentimientos y propósitos de acción de gracias, buscando a Dios y renovando la confianza en él.