Mujer

La ‘abogadita’ que aspira al congreso de EE.UU.

La dominicana Joseline Peña-Melnyk, delegada a la Asamblea General de Maryland, cuenta a LISTÍN DIARIO su historia de superación.

Líder. Joseline Peña-Melnyk llegó a EE.UU. siendo niña.

Líder. Joseline Peña-Melnyk llegó a EE.UU. siendo niña.

Cuando, siendo niña y residiendo en Nueva York, la dominicana Joseline Peña-Melnyk acompañaba a su madre Bruna a llenar los formularios en la oficina de Servicios Sociales, esta última comenzó a llamar a la pequeña con un mote a modo de broma. “Abogadita” le decía Bruna a su hija cuando la menor la ayudaba a ella y otros latinos que no dominaban el inglés a resolver diligencias y hacer papeleo.

Tal vez Bruna no imaginó el impacto que aquel sobrenombre tendría en su hija, que años más tarde se convertiría en la primera de su familia en terminar la escuela y obtener un título universitarioÖ precisamente como abogada.

“Con los niños hay que tener mucho cuidado con el poder de las palabras, porque eso influye bastante”, dice Peña-Melnyk, quien durante nueve años ha sido delegada en la Asamblea General de Maryland y ahora aspira a convertirse en la candidata demócrata a la Cámara de Representantes por el distrito 4 del mismo estado.

Pero entre la “abogadita” y la aspirante al Congreso de los Estados Unidos hay un largo trayecto sembrado de esfuerzo.

La inmigrante Nacida en Santo Domingo en junio de 1966, Peña-Melnyk llegó a Estados Unidos a los ocho años junto a su madre Bruna, y su hermana menor Yuberky. Se establecieron en el vecindario de Washington Heights, en Manhattan (Nueva York), y por un tiempo se beneficiaron de la asistencia pública.

Sin el apoyo de su padre y con una madre desempleada, el panorama lucía poco esperanzador. Peña-Melnyk tenía once años cuando ella y su hermana se vieron precisadas a retornar a República Dominicana y mudarse en La Romana, donde compartían con sus abuelos maternos y sus diez tíos una pequeña casa de madera de tres habitaciones.

“Teníamos mucho amor, mucho apoyo -recuerda Peña-Melnyk-, pero había veces que no teníamos qué comer”.

Ninguno en la familia contaba con un empleo y dependían de la ayuda económica que la madre de Peña-Melnyk, que había hecho un curso de costura y comenzado a trabajar en una fábrica de ropa, enviaba desde Nueva York.

Cuando volvieron a reunirse con su madre en La Gran Manzana, tres años más tarde, las vidas de las hermanas tomaron cursos diferentes. Un embarazo en la adolescencia retrasó la educación de la menor, pero Peña-Melnyk no se detuvo (“Yo sabía que yo no quería esa vida”, comenta) hasta ingresar a la universidad de Búfalo.

Una vez más, la influencia de su madre tuvo un rol decisivo. Si bien Bruna no completó la educación básica, sabía la importancia de prepararse para salir adelante, e inculcó ese pensamiento en su hija mayor.

“Mi mamá siempre decía: ‘Cuando yo me muera yo no te voy a dejar nada, porque no tengo nada que dejarte, pero yo quiero que tú te eduques’”, rememora la dirigente demócrata.

La voluntaria Aunque Peña-Melnyk tenía becas educativas, estas solo cubrían parte de sus gastos. Conjugó sus estudios con distintos trabajos: lavaba platos en un hogar de ancianos, vendía palomitas de maíz en un cineÖ “Había veces en que no tenía ni 25 centavos en el bolsillo”.

Aun así, aprovechaba los veranos para hacer trabajo voluntario. En Ohio sirvió en una organización que representaba a trabajadores agrícolas; en Alabama, ayudaba a personas encarceladas a completar sus solicitudes de apelación.

“En la vida tú tienes que ser voluntario muchas veces (Ö). No todo es el dinero. A veces tú empiezas de voluntario y después te ofrecen el trabajo (Ö). Es muy importante porque así obtienes experiencia”, argumenta.

Ya graduada, sirvió como abogada del pueblo representando a personas que no podían pagar un defensor. Por entonces no existían muchos abogados que hablaran inglés y español y eso le dio la oportunidad de darle voz a la comunidad latina, una de las razones por las que decidió estudiar Leyes.

“Ese -asegura- era el trabajo que yo quería hacer”.

La experiencia de Peña-Melnyk incluye casi tres años de labor como fiscal en la oficina de Eric Holder, el primer afroamericano en alcanzar la posición de Fiscal General de los Estados Unidos.

La política Tras una pausa para dedicarse a su familia (ella y su esposo, el también abogado Markian Melnyk, procrearon a Camilo, de 17 años, y las gemelas Alejandra y Katherina, de 15), Peña-Melnyk volvió al ruedo, esta vez como activista social.

El siguiente paso fue postularse como delegada a la Asamblea General de Maryland, el estado en el que residía.

No le importaron los pronósticos negativos de quienes dudaban de sus posibilidades.

Invirtió parte de los ahorros familiares. Alquiló una oficina. Ella y su equipo de voluntarios tocaron más de 10,000 puertas e hicieron más de 13,000 llamadas. ¿El resultado? En el 2007 Peña-Melnyk se convirtió en la primera latina y la primera persona de color que representó a su distrito como delegada en la Asamblea General de Maryland.

La abogada es la única dominicana en ese órgano legislativo, al cual fue reelecta en dos ocasiones y donde es jefa del Comité de Salud Pública; ha presentado más de 50 propuestas de leyes que han sido aprobadas. Muchas de estas leyes tienen que ver con temas de salud, mujer, infancia, educación, violencia doméstica y discapacidad, temas frente a los cuales -afirma- aun “se necesita hacer mucho”.

Ahora, y siguiendo la misma estrategia que la llevó a obtener su primer cargo electivo, Peña-Melnyk se propone llegar al Congreso de los Estados Unidos. Es la única mujer de un grupo de seis candidatos a las primarias demócratas para ocupar un puesto que quedó vacante en la Cámara de Representantes.

Las primarias tendrán lugar el próximo 26 de abril.

¿Por qué aspira a convertirse en la primera mujer de origen dominicano en llegar al Congreso de los Estados Unidos? Porque esa posición, dice, le dará la oportunidad de seguir trabajando por su comunidad, pero a un nivel más amplio.

“Usualmente las mujeres no estamos representadas, son hombres la mayoría, porque cuesta, pero eso no quiere decir que uno tenga que quedarse sentado en su casa, lo peor que puede pasar es que no gane”, concluye.

Peña-Melnyk fungió como oradora principal durante un almuerzo celebrado la semana pasada en la residencia del embajador de Estados Unidos con motivo del Día Internacional de la Mujer.

Perspectiva femenina (( Para Joseline Peña-Melnyk, ser mujer, inmigrante y haber crecido en medio de circunstancias muy difíciles, le ha dado la perspectiva necesaria para legislar pensando en el bienestar de la comunidad.

“Yo he llegado a donde estoy por ser mujer, porque somos bastante fuertes y persistentesÖ Los esfuerzos en la vida a veces te hacen madurar y poner tu vida en orden y enfocarte en lo que es importante”, expresa.

A los esfuerzos de su madre, fallecida hace ocho años, le atribuye el “milagro” de que una niña proveniente de una familia humilde haya podido convertirse en una mujer de éxito en la sociedad norteamericana.

((Mujeres ((La dominicana Joseline Peña-Melnyk, delegada a la Asamblea General de Maryland, cuenta a LISTÍN DIARIO su historia de superación. _Mujer )) Ejemplo

Familia. Joseline se casó con el también abogado Markian Melnyk. Juntos procrearon a Camilo, de 17 años, y las gemelas Alejandra y Katherina, de 15.

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