TERCER CAMINO

Una buena mujer

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Lavinia del VillarSanto Domingo

A través de las épocas y a pesar de la modernidad, la mujer ha sido programada para convertirse en una “buena mujer”, que debe estar dispuesta a darlo todo a favor de los demás, aún a costa de sinsabores, insatisfacciones y renuncias. Ya desde temprana edad se estimula la conducta permitida a varones y de-saprobada en hembras. A un niño se le pregunta con tono de aceptación, “¿cuántas novias tienes, y cuántos besos les has dado?”, en cambio a las hembras se les enfatiza que “las niñas no se dejan tocar de los varones”. “Mi varón está suelto, agarra tú tu hembra”. Los deseos, pasiones y gustos de la “buena mujer” quedan relegados a la responsabilidad de servir, y solo las “desequilibradas” desafían la injusticia cultural, reclaman su libertad de ser y su derecho de sentir.

Una “buena mujer” debe ser buena hija, buena esposa, buena madre, buena abuela, buena hermana, buena amiga, buena buenaÖ Y en toda situación o circunstancia, su rol debe estar por encima de sus propios sentimientos.

Una “buena mujer” es amorosa, complaciente, abnegada, competente, controlada, da de sí sin exigir, y siempre está disponible. Sin embargo, una mujer catalogada socialmente como “buena mujer”, usualmente es codependiente, porque considera que su deber es satisfacer a los que ama, aunque para hacerlo deba renunciar a su propia felicidad.

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