Kairós
“Sálvame, Señor, por tu bondad”. La salvación no es una conquista humana, sino un milagro de la gracia divina. Cuando apelamos al amor de Dios, para que cambie nuestra situación de angustia como consecuencia de nuestro mal vivir, el resultado no se hace esperar, porque con tan estupendo defensor el resultado es seguro y no defrauda.