Libertad, plenitud...

Quizás ignora que para muchas de las personas que poseen riquezas, el mayor deseo es vivir plácida y tranquilamente, disfrutando de un aire limpio, recostado en una buena hamaca debajo de algún árbol... Realmente quisieran que ese deseo se conviertiera en realidad y que esto sea para siempre. Pero no es así, todo es una utopía, pues tan solo el pensar en sus riquezas no le da tranquilidad. No importa donde se encuentre, siempre tendrá la cabeza puesta en sus bienes y su riqueza. Mientras más tiempo de ocio tenga, también más tiempo tendrá para pensar en ello. Cuando esto sucede, no le queda más opción que volver a su ajetreada vida, con una imagen cuidada que se la otorga un nudo de corbata bien hecho, una camisa bien planchada y costosa, un traje al último grito de la moda y unos zapatos de marca reconocida. Pero ¿qué hay debajo de ese ajuar? La respuesta es simple: una persona que finge estar feliz cuando lo que desea en el fondo es despojarse de ese disfraz de grandeza que en nada le aporta a su paz interior.

Sabe que sus hijos, antes de su muerte, reclamarán su herencia, pero aunque lo sepa, siente que debe seguir acumulando fortuna. Todo ello a sabiendas de que deja una familia completamente dividida porque escogió la comodidad a cambio de libertad. Libertad es no apegarse a las cosas materiales, y disfrutar cada momento, bridando alegría y seguridad a los que a tu lado están. Comodidad en estos tiempos es ser esclavo y trabajar hasta morirte, viviendo bajo una monotonía sin conocer la verdadera felicidad.