Caribe
Curazao y Aruba: Holanda en los trópicos
Curazao y Aruba, las dos islas más visitadas de las Antillas Holandesas, son dos regalos para el viajero.
En Curazao, la entrada a la Bahía de Santa Ana en Willemstad, la capital de la isla, es una de las vistas más pintorescas de todo el Caribe. El canal del puerto es angosto y está revestido con edificios de estilo holandés de más de tres siglos -en tonos suaves y techos de tejas rojas- ejemplares de lo que la Unesco llamó “arquitectura tropical histórica de origen holandés” cuando le otorgó el galardón de Patrimonio de la Humanidad. Añadiendo a esos lindos panoramas, hay fortificaciones a cada lado de la bahía: el Water Fort, que data del Siglo XVII, el Fuerte Amsterdam (ahora la Casa de Gobierno) en el lado del distrito Punda, y el Fuerte Rif en el distrito Otrabanda construído en el Siglo XIX (Willemstad tiene otros dos distritos: Pietermaai y Scharloo). Y por si todo esto fuera poco, hay un Puente peatonal flotante, el Puente de la Reina Ema, cuyos pontones lo mueven de un lado al otro para dejar pasar a los barcos.
Una isla pequeñita con sólo 171 millas cuadradas de extensión, Curazao tiene, no obstante, un mundo de riquezas culturales, naturales e históricas. Los indios araucanos fueron sus primeros habitantes, seguidos por los españoles que llegaron en el 1499. Los holandeses tomaron posesión de la isla en el 1634, con un poblado creado por la Dutch West India Company y aparte de dos breves ocupaciones británicas, la isla permaneció como territorio colonial holandes hasta el 1955, cuando las Antillas Holandesas lograron gobierno autónomo bajo el Reino de los Países Bajos. Puntos de interés incluyen el Jardín Botánico Dinah Veeris, un oasis con muchas flores, hierbas medicinales y árboles. En la parte trasera del jardín hay casitas antiguas, bién conservadas, que dan idea de como era la vida en otras épocas.
Otros paradas populares en Curazao incluyen la Riffort Village para sacarle fotos al famoso puente de pontones de la Reina Ema, que data del 1888-al igual que los edificios coloniales holandeses y el Fuerte Amsterdam. La Galería y Taller Chichis, donde mujeres locales crean esculturas y las pintan en colores vibrantes tropicales es otro punto de interés. “Chichis” es un apodo cariñoso para las mujeres de Curazao, y esta galería es proyecto social y fuente de empleos para las mujeres locales quienes están orgullosas de compartir parte de su cultura con los viajeros.
Más al occidente La isla de Aruba, la más occidental de las islas holandesas del “ABC” (Aruba, Bonaire y Curazao), es país autónomo bajo el Reino de Holanda, ubicado a menos de 20 millas de la costa de Venezuela. Una isla pequeña, de unas 20 millas de largo y seis y cuarto millas de ancho en su punto más amplio, Aruba está ubicada bajo el cinturón de huracanes y por lo tanto, es árida -no cuenta con bosques pluviales pero sí, con cactos e iguanas-. Un aspecto muy pintoresco de la vegetación son los árboles “divi divi”, que son como “brújulas” de la isla, ya que sus ramas siempre están dobladas en la dirección de los vientos alíseos que soplan del este al oeste.
Aruba atrae no solamente a viajeros que vuelan a la isla para disfrutar de días indolentes de sol y mar, sino también a visitantes que llegan en cruceros con itinerarios al Sur del Caribe, América del Sur, Centroamerica y al Canal de Panamá. La ciudad capital, Oranjestad, tiene ambiente caribeño-holandés con edificios en colores brillantes llenos de tiendas y centros comerciales con mercancía de puerto libre, restaurantes y bares.
La arteria principal de Aruba, L.G. Smith Boulevard, se desplaza junto al mar y cuenta con una variedad de marinas que atraen a amantes de los botes veleros y yates.
LAS LEGENDARIAS PLAYAS DE ARUBA Nadie se va de Aruba sin pasarse buenos ratos en la playa. Entre las playas más populares se encuentra Palm Beach, una de las mejores del Caribe, con arenas blancas como el talco, aguas de color de aguamarina y hoteles de primera. Eagle Beach, junto a Palm Beach, tiende a estar menos concurrida y a ser más tranquila. Los deportes acuáticos –desde el surfeo hasta el buceo– hacen ola en Aruba.
Excursiones guiadas por la isla llevan a varios imperdibles, incluidos el Faro California con sus vistas panorámicas del mar y vendedores que ofrecen cocos frescos y refrescos, al igual que suvenires.