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PATOLOGÍA

Enfermedad por reflujo

Toda actividad o condición capaz de crear un aumento de la presión dentro del abdomen puede llevar a una persona a desarrollarla.

Los ejercicios abdominales intensos como los que hacen atletas de alto rendimiento, el uso de fajas, el embarazo y la obesidad pueden producir hernia hiatal o afectar el esfínter esofágico inferior, desencadenando la enfermedad por reflujo gastroesofágico.

“Toda actividad capaz de crear un aumento de la presión dentro del abdomen puede llevar al individuo a tener reflujo o a provocarle una hernia hiatal”, advierte Sócrates Bautista, encargado del Servicio de Gastroenterología de Cedimat.

El reflujo se produce cuando el esfínter esofágico inferior, donde se unen el esófago y el estómago, no cierra bien y el contenido estomacal sube quemando la pared del esófago. “El esófago -señala Bautista- no está preparado para recibir contenido del estómago”.

Tanto niños como adultos pueden padecer esta enfermedad que se caracteriza por una molesta sensación de ardor o acidez.

Reflujo: cinco dudas aclaradas Cerca del siete por ciento de la población padece reflujo gastroesofágico. Por tanto, según el gastroenterólogo Sócrates Bautista, se considera una enfermedad “extremadamente frecuente”.

La enfermedad por reflujo puede aparecer a cualquier edad y afectar la calidad de vida del paciente.

Bautista, encargado del Servicio de Gastroenterología de Cedimat, aclara cinco dudas sobre esta condición.

1 Aparte de la sensación de ardor, ¿existen otros síntomas asociados con el reflujo?

La sensación de ardor o quemazón es el síntoma más importante del reflujo. Algunos pacientes sienten una especie de acidez que les sube hacia la garganta y puede incluso despertarlos durante la madrugada (“a veces se despiertan como ahogándose”, señala Bautista), pero la enfermedad da otros síntomas. El paciente, por ejemplo, puede regurgitar.

En ocasiones se presentan síntomas como dolor de garganta y por eso el afectado acude al otorrinolaringólogo. Cuando este especialista examina a la persona nota la garganta irritada, mas no por un problema de origen otorrinolaringológico en sí.

El reflujo también produce congestión nasal y asma, esto último debido a la broncoaspiración del contenido gástrico.

Muchas personas presentan dolor y piensan que se debe a algún problema cardíaco.

Bautista dice que, aunque el gastroenterólogo sospeche que está frente a un caso de reflujo, debe referir al paciente con dolor de pecho al cardiólogo para descartar problemas del corazón.

“El reflujo gastroesofágico, como síndrome, deja un sinnúmero de alteraciones que, si uno no está activo y en el tema, pueden pasar (inadvertidas)”, señala el médico.

2 ¿Qué complicaciones pueden presentarse como consecuencia del reflujo?

Esta condición puede producir inflamación de la mucosa del esófago y llegar a una complicación mayor: el esófago de Barret, un cambio en la mucosa del esófago por la acción de los ácidos estomacales. Bautista advierte que el esófago de Barret puede evolucionar a una neoplasia.

3 ¿Se necesita una endoscopia para diagnosticar la enfermedad?

Si bien la endoscopia permite ver las lesiones macroscópicas y, por ende, se encuentra entre los primeros estudios recomendados, existen exámenes más sensibles, afirma Bautista.

La manometría de esófago permite medir la presión del esfínter esofágico inferior, que no debería estar por debajo de 10 milímetros de mercurio.

En el monitoreo del pH o pehachimetría, otro estudio para diagnosticar el reflujo, al individuo se le coloca una sonda y un monitor durante 24 horas. Si el paciente tiene más de 40 minutos de exposición al ácido se considera un problema patológico.

El uso de rayos X combinados con un medio de contraste a base de bario permite ver la silueta del esófago y determinar si existen en él anomalías como un anillo anormal de tejido (anillo de Schatzki) o una hernia hiatal.

4 ¿Qué se puede hacer para mejorar la condición?

La enfermedad por lo general se maneja con medidas higiénico-dietéticas y medicamentos. Dentro de las medidas higiénico-dietéticas, las más importantes son disminuir la ingesta de grasas, evitar el consumo de café, chocolate y bebidas gaseosas; evitar los medicamentos que disminuyen la presión del esfínter esofágico inferior (betabloqueantes), levantar la cabecera de la cama al menos 30 grados (levantar la cama o adquirir una almohada especial, pero no dormir con varias almohadas regulares porque al final terminará por deslizarse), no acostarse inmediatamente después de ingerir alimentos, evitar ajustar la cintura y limitar los ejercicios abdominales.

Entre los medicamentos empleados para combatir esta condición se encuentran los inhibidores de la bomba de protones, que disminuyen la secreción de ácido en el estómago.

5 ¿Es efectiva la cirugía?

La enfermedad puede reaparecer luego de la operación, por eso no existe acuerdo en la comunidad médica sobre si es mejor darle al paciente medicamentos por largo tiempo o someterlo a cirugía y esperar a ver qué sucede tras esta.

“Yo valoro a la larga qué está pasando con el paciente. Si tiene una enfermedad muy severa, yo lo envío a cirugía”, comenta Bautista.

Además, concluye el gastroenterólogo, “los medicamentos son bastante costosos”.

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