CULTURA
Velar por el arte

Hace tres semanas, en Taipei, Taiwán, un niño sufrió un tropezón que salió muy caro.
El pequeño trastabilló mientras recorría la exposición “El rostro de Leonardo da Vinci”, dañando con su puño un cuadro valorado en más de un millón de dólares.
Aunque la obra, titulada “Flores”, fue restaurada y, de acuerdo con los reportes de las agencias noticiosas, los organizadores de la exposición decidieron no reclamar a la familia del menor por el accidente, el episodio hizo recordar otros casos en que, por accidente o por error, han resultado dañadas piezas de gran valor artístico o histórico.
¿Cómo se asegura un museo, galería u otra institución cultural de que las piezas que expone, algunas muy valiosas o cedidas en calidad de préstamo, no resulten dañadas? Iturbides Saldívar, encargado de Registro del Centro Cultural Eduardo León Jimenes, y Leudy Rosario, encargado técnico de Conservación de la misma institución, describen para LISTÍN DIARIO algunos pasos del montaje, desmontaje, almacenaje y traslado de las obras que se exhiben al público.
Manejar las piezas es un arte muy delicado.
¿RESTRICCIONES PARA EL PÚBLICO? Museos internacionales han comenzado a restringir el uso de “selfie sticks” o palos de autofoto para evitar accidentes y daños a las obras expuestas.
Otras instituciones, como el Centro Cultural Eduardo León Jimenes, establecen como única norma al público que, si van a tomar fotografías de las obras, lo hagan sin flash.
Iturbides Saldívar, encargado de Registro de la institución, dice: “La única manera de proteger de daños obras u objetos arqueológicos o etnográficos, es colocar estos en el momento del montaje lo más alejado posible del alcance del público o ponerlos en vitrinas”.
El resto del trabajo corresponde a la vigilancia e intervención de los auxiliares de salas.
En la sala de antropología del centro, por ejemplo, la mayoría de los objetos arqueológicos está en vitrinas, mientras que en la sala de artes visuales, los auxiliares de sala siempre están pendientes cuando hay público apreciando la exposición.
Arte y cultura en manos seguras No todas las piezas expuestas en un museo se exhiben como La Mona Lisa: detrás de un cristal antibalas y, además de esto, protegidas por un par de barras para que el público se mantenga a una distancia prudente. Sin embargo, toda obra exhibida amerita ser resguardada contra daños (intencionales o no), pérdida o robos.
Lo anterior resulta particularmente importante cuando se habla de objetos de gran valor artístico, histórico o arqueológico.
Entre las medidas que toma una institución cultural para proteger las obras en su poder se encuentra la contratación de seguros.
Iturbides Saldívar, encargado de Registro del Centro Cultural Eduardo León Jimenes, dice por ejemplo que esa institución tiene una póliza de seguro flotante, y los más de 44,000 objetos registrados en la institución están asegurados.
“Cuando ingresan más objetos, o en las escasísimas ocasiones que ocurre una salida, se le notifica a la compañía aseguradora. Cuando un grupo de objetos va a viajar se hace una póliza reaseguradora de viaje”, añade Saldívar.
Para recibir los objetos prestados para una exposición temporal la institución receptora debe tener con suficiente anticipación una lista de verificación y una lista de empaque de las piezas.
Otro documento importante es un reporte de condición, que viaja con los objetos.
Manejo Para abrir las cajas de embalaje y desenvolver las piezas prestadas, la brigada de la compañía transportista debe usar, además de sus propias herramientas, guantes y batas.
Saldívar explica que los guantes se usan para evitar que sucio invisible presente en las manos se transfiera a los objetos.
“Además, el sudor de las manos es ácido y este ataca la superficie de los objetos”, señala.
El uso de batas evita que los botones de las camisas, los lapiceros o las hebillas de las correas rayen algún objeto.
A medida que los trabajadores desenvuelven los objetos los van colocando sobre una mesa acolchada dispuesta con esos fines.
Luego se colocan en carros triangulares o de plataforma para ser trasladados a la sala de exposiciones, donde los objetos bidimensionales se colocarán sobre el taco que le corresponde, y las bidimensionales en plataformas.
Y es que, a fin de no dañar los bienes culturales, ni el acarreo ni la forma de sujetar estas piezas se dejan a la ligera, no importa si se trata de montar o desmontar una exposición.
Leudy Rosario, encargado técnico de Conservación del Centro León, explica que a la hora de desmontar una exposición (proceso que se inicia al día siguiente de la clausura), el primer paso consiste en colocar tacos y plataformas en la sala, frente o debajo de cada obra u objeto.
“Las obras bidimensionales colgadas se descolgarán y se colocarán sobre el taco que le queda debajo.
Las bidimensionales se desmontarán del pedestal y se colocarán sobre la plataforma que esté al frente”, detalla.
Empaque y transporte Saldívar y Rosario comentan que cuando un bien cultural va a viajar se contrata una compañía especializada en empaque y transporte de obras de arte. La más utilizada por el Centro León es la firma Teódulo Aquino C. por A.
“Esta compañía envía una persona que viene al Centro León, mide todos los objetos que van a viajar y diseña, para cada uno o grupos de ellos, según sus formas y tamaños, una o varias cajas”, informa Saldívar.
En los talleres de la compañía transportista se confeccionan las cajas en madera o plywood (madera contrachapada) tratados, se esterilizan en hornos de alto rendimiento calórico y se forran por dentro con material acolchado libre de ácidos. Luego se numeran y señalizan con una indicación que especifica la posición en que deben viajar.
Antes del embalaje se hace un reporte de condición de las obras en presencia de un notario.
Los objetos son envueltos en papel vegetal libre de ácidos asegurado con cinta adhesiva también libre de ácidos.
Las condiciones para el transporte tienen ciertas variaciones dependiendo de si este se hará por vía terrestre, aérea o marítima.
En el caso de transporte marítimo, las cajas en que viajan las piezas deben colocarse en un furgón climatizado a 20 grados Celsius y con humedad relativa de 55%.
Esta medida obedece a la duración del viaje y al alto nivel de humedad que predomina en el interior de la bodega del barco.
Pero la bodega del barco no es el único lugar donde la temperatura debe ser regulada.
Temperatura Tanto la sala de embalaje/desembalaje, como la sala de exposiciones cuentan con sistemas de climatización que deben ser encendidos 24 horas antes de que a estas lleguen las piezas a ser exhibidas.
¿Por qué resulta tan importante regular la temperatura? Porque, de acuerdo con Saldívar, las altas temperaturas producen el ablandamiento o escurrimiento, sobre todo de la capa pictórica.
El calor, asimismo, produce grietas y cuarteaduras en la superficie de los objetos, dice el experto.
Una iluminación inadecuada también puede afectar una obra.
La luz aumenta la temperatura y produce degradación, de manera especial en las obras sobre papel, incluidas las fotografías.
FAMOSOS CASOS DE OBRAS DAÑADAS 2006, Inglaterra: Un hombre rompió unos jarrones chinos de 300 años de antigu¨edad cuando trastabilló al pisar los cordones de sus zapatos.
2006, Estados Unidos: El magnate Steve Wynn hizo un movimiento con sus brazos y por accidente dañó un Picasso valorado en 139 millones de dólares.
2012, España: Mención especial merece el lienzo Ecce Homo de Elías García Martínez. En este caso, el daño ocasionado a la obra hizo que esta adquiriera una fama que antes no poseía. Sucedió que en el 201 2una anciana con conocimientos de pintura, mas no de restauración, trató de mejorar el deteriorado aspecto de la pintura y terminó arruinándola. El episodio tuvo lugar en Zaragoza y la noticia dio la vuelta al mundo.


