LA CUARTILLA
¿Para qué sirven los intelectuales?
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Desde los tiempos en que el novelista francés Emile Zola concibió el término ‘intelectual’ en 1898 hasta las concepciones de Gramci sobre el papel de los intelectuales, encargados de conseguir la homogeneidad social, se cuestiona en unos casos, se redime en otros el papel que juegan y deben jugar en su sociedad. Al aterrizar a enunciados menos conceptuales sobre sociedad, cultura y quehacer ciudadano y social y entrever la madeja de problemas que enfrenta la sociedad dominicana, debemos hacer un ejercicio del rol inactivo-inacción e inercia, que han tenido los intelectuales dominicanos frente a las grandes coyunturas, que no por ser coyunturas han sido pasajeras, con un alud de conflictos sistémicos jamás resueltos. Más que acoplarse a esa realidad lastimosa que nos denuncia una atmósfera de inequidades, entroncándose en ella, desde afuera o desde adentro, la clase pensante de esta sociedad nuestra de cada día, se ha resistido a la participación, dejando a los actores políticos los espacios que, sin muchas profundidades de análisis, deciden el futuro de un país. Es mayor la consecuencia de asumirnos en esa proclamada Civilización del Espectáculo, denunciada por el nobel peruano español Mario Vargas Llosa, en la que el relumbrón de una farándula mediática y las banalidades de lo light son la razón de ser, el principio y el final. No se tratan estas palabras de un mero ejercicio cantinflesco, ni de una extensión más o repetición de los ecos de la egolatría, se trata de agitar un poco el agua para ver si esas conciencias críticas van más allá y cohesionan su sentir social con la realidad que hoy los ve arrinconados.