CAMINOS DE DIOS
Provisión divina
“Jehová es mi pastor; nada me faltará”. En el salmo 23, David medita con gozo en su Pastor, que es Jehová. Contempla al Pastor cuidando la oveja del rebaño, que es él mismo. El Pastor lo cuida y lo lleva a los verdes pastos. Así hacia un pastor en tierras orientales: conducía su rebaño de aquí para allá, de sitio en sitio, a fin de llegar a terrenos plenos de vegetación, a lugares de ricos pastos, donde la vida de sus ovejas fuere sutentada, esto es, apacentada. Dios, bajo la figura del pastor, suple todas nuestras necesidades. Nada me falta ni me faltará; de nada carezco. La reflexión del salmista termina en un convencimiento: Dios es suficiente para toda carencia humana. “Jehova es mi pastor; nada me faltará”. Asimismo los creyentes, traídos de vuelta al Pastor de sus almas, saborean por fe la bondad de Dios en todo lo que Él provee, pues con poco o mucho en este mundo, el Señor les da siempre contentamiento y paz mental y espiritual. Dios escoge las mejores situaciones para nuestras vidas, así como el pastor siempre escoge el mejor pasto para su rebaño con el fin de proporcionarle sustento y descanso. Esta es la vida sencilla, pero es la vida abundnate, la vida de serena confianza en Dios.