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Cuaresma: tiempo de cambio
Movimiento FamiliarCristianoInstituto de la Familia Con el pasado Miércoles de Ceniza dimos comienzo al Tiempo Fuerte de Cuaresma. Se supone que debe de haber terminado el tiempo de Carnaval, al menos para los que practicamos nuestra fe, ya que el Carnaval, es el tiempo que se utiliza para “desahogarse de los deseos de la carne antes de entrar en el período de abstinencia, ayuno y penitencia.” (Carnestolendas) Sin embargo, se insiste en celebrar el Carnaval en tiempo de Cuaresma, aunque algunas ciudades ya lo han celebrado y han escuchado las sugerencias de nuestra Iglesia, de que se respeten las tradiciones cristianas católicas de nuestro pueblo. A estos pueblos, ¡Felicitaciones! Parece ser que a alguien se le ocurrió la gran idea de que celebráramos nuestras Fiestas Patrias con un Carnaval, sin tener en cuenta que casi siempre cae en tiempo de Cuaresma. Pero, pensamos que es tiempo ya de un cambio de mentalidad. Las Fiestas Patrias no debieran celebrarse de ese modo. Es perderle el respeto a nuestros héroes, que dieron su sangre para lograr una gesta tan importante, como la de obtener nuestra libertad. Pero, como hoy, “to está bien”. Por favor, no se mortifiquen con “tantas tonterías”. Total, ya cualquier cosa es buena. Siga la fiesta, que para eso, sí somos buenos. El Salmo 24 de hoy nos dice: “Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina.” La Cuaresma es el Tiempo de Preparación al Misterio Pascual: 40 Días para aprender a dominar nuestras pasiones y templar nuestro espíritu: “Recordad que la carne es débil”, y sin oración, ayuno y sacrificios, es muy difícil controlar el mal que rodea continuamente a su presa. Cuaresma, tiempo fuerte en que el Señor desea que nos vayamos puliendo hasta convertirnos, de un carbón simple, en un brillante impresionante. Cuaresma, tiempo de conversión, de cambio, de reconciliación con Dios Padre, para apartarnos del mal. Cuaresma, tiempo de retiro colectivo de cuarenta días, como Jesús lo tuvo en el desierto, para ayudarnos a celebrar las solemnidades pascuales con la pureza de corazón y una perfecta práctica de vida cristiana. Los cristianos de hoy debemos de tener claro que somos en parte responsables de que las nuevas generaciones sean escépticas. ¿Cómo hemos resistido nosotros las tentaciones que se nos han presentado continuamente? ¿Hemos sucumbido a éstas? O, hemos permanecido libres en el Señor. Recordemos que las tentaciones vienen disfrazadas de luces, de promesas, de poder, de exaltación del ego. Las glorias, las vanidades de este mundo, las insinuaciones provenientes de muchos, el autoritarismo, el afán de lucro, de poder, de controlÖ todo esto y mucho más, son las tentaciones, las provocaciones que inducen a la humanidad a vivir marginando a Dios de nuestras vidas, de la sociedad, del mundo. En última instancia, es el deseo del ser humano del endiosamiento, de rebatirle a Dios, el ser criatura suya. Vamos a aprovechar este tiempo de Cuaresma, para escuchar la llamada de Jesús a un cambio, a una renovación interior personal, comunitaria, en la oración y en la vuelta a los sacramentos, pero también una manifestación de caridad a través de sacrificios personales y colectivos de tiempo, dinero y bienes de todo género para remediar tantas necesidades y miserias de nuestros hermanos necesitados. ¡Señor danos fuerzas para crecer en el amor y en la generosidad, así como la gracia para poder resistir las tentaciones del mundo, del mal y de la carne! Amén.