TERCER CAMINO
La perfección de la alegría
Hay algo mágico en la palabra “gozo” que la transforma en el sentimiento más sublime que podemos experimentar. Reírnos de nosotros mismos, cambiar nostalgia por recuerdos, desligarnos de lo serio, magnificar las cosas simples, dejar entrar la insensatez, son los oasis esenciales en los que necesitamos de vez en cuando beber, para equilibrarnos y conservar nuestra sanidad mental. En este fin de semana del amor y la amistad tuve el privilegio de participar en el cumpleaños de una amiga de toda la vida, mi querida Gina Reyes. La propuesta inconsciente del día fue traer a flote nuestro niño interior, para así disfrutar al máximo del encuentro. Para ello, contamos con la complicidad del hijo de la festejada, Leonardo, y por supuesto su familia, que prepararon un escenario para consentirnos más allá de lo esperado, desde por la mañana hasta la noche. Todo comenzó con una hermosa misa de gratitud hacia nuestro Creador por los grandes regalos de salud, familia, bienestar, y sobre todo por el don del amor: “Quien a Dios tiene nada le falta, Dios solo bastaÖ”, diría Santa Teresa. Luego, la celebración llegó envuelta en anécdotas jocosas de historias del ayer, y hasta del antes de ayer. Fue un disfrute encantador con muy finas atenciones, que culminaron hasta con un divertido juego de bingo. Lo memorable del día fue, que salimos colmados del alimento más importante que necesita el ser humano: los afectos. Pudimos palpar el valor de la verdadera amistad, que es la que no reclama, no juzga, no cobra, ni tampoco pagaÖ Pudimos entender el verdadero significado de la palabra “gozo”, que por la paz que irradia, es para mí, la perfección de la alegría.