FOLCLOREANDO
Un chin más de crónica social
No sé si es falta de espacio en los periódicos o es que a los estudiantes no les enseñan a hacer crónicas sociales, que es ir describiendo cronológicamente los hechos y también darle pintura a la información, respecto a la ambientación del lugar. En pocas palabras, que el lector se sienta que asistió a la actividad y que formó parte de esta. Los cronistas sociales deben tener mucho cuidado cuando “cubren” un evento realizado en un lugar donde existe una decoración fija, como una cascada, aves y flores. Ese lugar nos inspira tanto que sentimos emociones positivas, pues sin lugar a dudas lo reflejaremos en la crónica y el lector vivirá ese sentimiento como si hubiera estado presente. Por ejemplo: “El sonido del agua al caer fue la música ambiental que primó esa tarde, mientras los rayos de sol penetraban por los agujerosÖÖ”. Si en otra oportunidad tenemos que cubrir otra actividad, en el mismo lugar, aunque estén esos mismos elementos que nos inspiraron no procede que repitamos lo mismo. Debemos ser creativos, lo que nos dará autenticidad. Además debemos interesarnos por conocer texturas, colores, muebles, diversas flores, etc. Una anécdota que siempre recuerdo cuando trabajaba en Bemoles. Hice una nota de un disco compacto de Rafael Solano y la portada tenía un piano y una orquídea. Pues inicie por ahí y mencioné la catleya como una variedad de orquídea, incluso, la más representativa, aunque las personas no sepan el nombre. Pues el señor Jerez me llamó para preguntarme si sabía lo que era una catleya y se lo dije y en ese momento supo que yo tenía conocimiento de lo que estaba escribiendo y luego me dejó tranquila. Debemos tener una cultura general temática para darle fluidez a la información y transmitir esos conocimientos. Otro aspecto importante es que en una entrevista debemos buscar informaciones del entrevistado y del tema que trataremos para que nuestro trabajo sea único y que el entrevistado se sienta satisfecho y no objete el contenido de dicha entrevista. Una de las cronistas que siempre admiré fue a Susana Morillo. Nunca la vi utilizar bolígrafo y libreta. Cuando leía sus crónicas no se le quedaba ni el nombre de la persona ni lo que había a su alrededor. Se dio a respetar.