VÍCTOR CUEVAS
‘Nací para cocinar’
UN EJEMPLO DOMINICANO EN EUROPA
Alcanzar el éxito no es tarea fácil, mucho menos cuando tienes que salir al extranjero para lograr una meta. Así lo considera Víctor Cuevas Cuello, un dominicano que se ha convertido en un reconocido cocinero del que muchos hablan en la provincia de Cantabria, en España. El chef de 35 años es el segundo de cinco hermanos de una familia humilde procedente del barrio La Ciénaga y, según nos cuenta, hay muchos sacrificios detrás de su popularidad en la cocina de Cantabria, ya que, debido a las limitaciones de su familia, desde niño tuvo que trabajar y estudiar a la vez. Tiempos difíciles en los barriosLimpiar zapatos, vender arepas y chocolates fueron algunas de las labores que Víctor hizo de niño para ayudar a sus padres, hasta que a los 14 años consiguió trabajar en una fábrica de embutidos, donde ayudaba en lo que hiciera falta. Luego de varios años colaborando en esa factoría, su familia fue desalojada de La Ciénaga y reubicada en el barrio de los Guaricanos, en Villa Mella. Esto fue muy difícil para Víctor, porque tuvo que renunciar a su empleo. El joven comenta que lo más rápido que encontró luego de dejar la fábrica de embutidos fue trabajar como carnicero en el Mercado Nuevo de la avenida Duarte, pero sus padres no estaban de acuerdo con ese trabajo debido a la delincuencia que azotaba ese sector. Fue entonces cuando el padre de Víctor gestionó para que emplearan a su hijo en el Hotel Lina como carnicero. Allí nació su curiosidad por la cocina. Los cocineros le decían que él había nacido para cocinar. Por eso, cada vez que tenía tiempo salía de la carnicería hacia la cocina para observar cómo preparaban los platos y a ayudar en lo que le permitieran. Pasados dos años fue promovido a cocinero. Un día Víctor se enteró de que el Ministerio de Trabajo estaba buscando cocineros para trabajar en España. ¡La idea le pareció genial!, pero al mismo tiempo no se creía con la experiencia suficiente como para desempeñar esa posición en el extranjero. Sin embargo, completó a una de las solicitudes, aunque no muy esperanzado de que sería seleccionado. Pasaron varios meses y Víctor no recibía ninguna llamada, pero eso no fue motivo para darse por vencido, simplemente continuó practicando en la cocina del hotel y adquiriendo conocimientos. Sin embargo, el salario que ganaba era insuficiente para satisfacer sus necesidades y comenzó a buscar empleo en otros hoteles y restaurantes de la capital, logrando ser contratado en la cocina del restaurante Adrian Tropical, donde continuó su aprendizaje. Para su sorpresa, después de cinco meses trabajando en la cocina del restaurant, Víctor fue contactado por el Ministerio. La llamada fue solo el comienzo: Víctor debía iniciar un curso intensivo de tres meses impartidos por profesores europeos en la ciudad de San Cristóbal y solo los que obtuvieran los mejores resultados al final de ese entrenamiento serían contratados para irse a España a trabajar. Ciento cincuenta jóvenes fueron llamados para recibir el entrenamiento y al final sólo 68 aprobaron. Para su sorpresa, Víctor estaba entre los beneficiados. “Recuerdo que hasta lloré cuando me llamaron para decirme que aprobé”, expresa Cuevas recordando aquel momento. El viaje que marcó su destino El 26 junio de 2007 Víctor hizo sus maletas y tomó un avión. Los 68 cocineros fueron repartidos en lugares diversos. Víctor fue recibido en el hotel cuatro estrellas Juan de la Costa en una localidad llamada Santoña; en ese lugar aprendió mucho de lo que hoy sabe. “Esa fue mi gran escuela”, dice a LISTÍN DIARIO. Gracias a sus ganas de aprender, fue conociendo personas y se asoció al gremio de cocineros de Cantabria. Solía decir a sus amigos que le interesaba seguir aprendiendo sobre nuevos platos y técnicas de cocina aunque no le pagaran. Víctor colaboró con varios restaurantes de la provincia, entre ellos Sambal, Atuy y el Black Riber, hasta llegar al Hotel Campomar, donde ha alcanzado su mayor satisfacción profesional. En este hotel lo contrataron como jefe de cocina y lo demás es historia. Víctor afirma que los cocinero tenían razón y que sus proféticas palabras estaban cumplidas, porque él está convencido de que realmente nació para cocinar. Durante sus cuatro años de labor en el Hotel de Campomar, Víctor ha sido invitado a impartir charlas sobre cocina a estudiantes. Fue uno de los 100 cocineros que rompieron un récord al realizar en mayo de este año el bocadillo de rabas más grande del mundo, con una longitud de más de 300 metros. Recientemente, el programa radial El ingrediente, que se transmite por la emisora española Distinta FM, le realizó una entrevista y varias publicaciones de cocina como Cantabria en la Mesa y El diario Montañés han dedicado algunas de sus reseñas al talentoso chef dominicano, quien, sonriente, expresa: “La cocina se convirtió en mi pasión y me ayudó a forjar mi destino. Ahora más que nunca estoy feliz y convencido de que a pesar de las adversidades, yo nací para cocinar”. ((Sobre el chef Víctor define su estilo de cocina como tradicional con un toque personal- Su plato más emblemático es el arroz caldoso de bogavante (en la foto). - A su entender, una receta que nunca pasa de moda es la paella de mariscos. - El ajo y el perejil son dos ingredientes imprescindibles en su despensa. - Sus sueños ahora son abrir su propio restaurant y ganar una estrella Michelin (premio a la calidad de los restaurantes entregada por inspectores internacionales). - Los compañeros que más admira son los cocineros Rodrigo Ruiz, Jorge Ruiz, Jesús Tresgallo y Javier Ruiz.
