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EMERGENCIA

Ahogamiento en pediatría

EN LACTANTES ES FRECUENTE QUE OCURRA EN BAÑERAS Y BALDES

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Patricia del RosarioSanto Domingo

El ahogamiento es el proceso que determina una alteración respiratoria primaria como consecuencia de la inmersión/sumersión en un medio líquido independientemente del pronóstico del paciente, que puede ser recuperación sin secuelas neurológicas, recuperación con secuelas neurológicas y muerte. Esta definición fue la acordada por los diferentes expertos durante el Consenso Mundial sobre ahogamiento en el año 2002. En el mundo se producen 500,000 muertes por año por ahogamiento. El 40% de estas muertes se produce en niños por debajo de 5 años. Es causa de secuelas neurológicas y discapacidades a largo plazo en muchos niños que sobreviven al episodio, ocasionando enormes dificultades a su familia, sobre todo debido al costo prohibitivo de la atención de salud. La mayoría de los ahogamientos se producen en agua dulce. En lactantes es frecuente que ocurra en bañeras y baldes, y en el grupo de 1-4 años en piscinas. Es habitual que el accidente ocurra al dejar el niño sin supervisión aún por breves instantes. Los adolescentes se ahogan más en ríos, lagos y canales, y, aproximadamente, la mitad de los accidentes se relacionan con uso de drogas y alcohol, o realización de deportes y juegos acuáticos de riesgo. Los determinantes más importantes de una supervivencia neurológica sin secuelas graves son el rescate temprano del agua y la institución inmediata de reanimación básica, ya que el factor tiempo es un elemento crucial, siendo la reanimación cardiopulmonar (RCP) la clave para la supervivencia. PrevenciónSe ha estimado que el 80% de los ahogamientos se podría prevenir. La eliminación de riesgos es el método de prevención más eficaz, ya que no depende de barreras u otras medidas protectoras que quizá sean ineficaces. Por ejemplo: 1. Vaciar baldes y bañeras después de usarlos y drenar o rellenar orificios en el suelo para impedir que se acumule agua. 2. Contar con instalaciones seguras para el baño y la natación. 3. Uso de dispositivos de flotación. 4. Las clases de natación mejoran la seguridad en el agua, pero nunca sustituyen una adecuada supervisión por parte del cuidador adulto. 5. En lactantes y niños pequeños se precisa una supervisión constante y atenta del adulto. 6. Se recomienda que padres propietarios o usuarios habituales de piscinas realicen cursos de RCP básica. 7. Colocación de vallas que dificulten el acceso del niño a la piscina. 8. En adolescentes, la prevención se centrará en la educación y la prevención de toxicomanías, y en educarlos en el reconocimiento de los riesgos. La autora es pediatra intensivista del Hospital General de la Plaza de la Salud.

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