Tradición
Cuando se cree que la edad no permitirá ‘ver’ otras Pascuas
La intensidad para disfrutar las fiestas disminuye y las expectativas de la vida cambian, y para esta época hay envejecientes que celebran como si fuera la última Navidad.
La comprensión y las vivencias de las diferentes etapas de la vida hacen que, en realidad, una persona, al momento de convertirse en un adulto mayor, se sienta consciente y satisfecha con lo logrado. Sin embargo, en la medida que mueren los integrantes de su generación (padres, hermanos, amigos y otros parientes), la persona suele experimentar una sensación de soledad y, sobre todo, de que se acerca el momento de su muerte y que sus días son cada vez menos, según lo explica la sicóloga Olga María Renville. “De ahí solemos escuchar cuando los abuelos u otros envejecientes expresan que las actuales son sus últimas navidades, y recomiendan a algunos de sus familiares disfrutar con ellos el momento porque de seguro que no estarán en las próximas”. Forma de celebraciónDice la especialista que estos niveles de conciencia, en compañía de todo lo que representa la extinción gradual de su generación, suelen en ocasiones provocar depresiones, dificultad para dormir y apatía en las personas que viven esta etapa de la vida. Sumado a esto, están los cambios orgánicos que se presentan con la edad acordes con el estilo de vida que ha llevado la persona. “Es importante destacar que la intensidad para disfrutar las fiestas disminuye, muchas veces porque con el tiempo las prioridades y expectativas de la vida cambian, así como también la resistencia a largas jornadas de fiestas. Eso los entristece, y los lleva a pensar muchas veces en que ya son pocas la navidades que les esperan”. Todos en la familia pueden aportar para que la situación sea menos traumática, considera. Los encuentros familiares son de gran importancia para ellos, a pesar de que algunos se resisten. Es muy sano que participen en actividades en las que puedan compartir con hijos, nietos u otros parientes, recomienda Renville. “A pesar de que en esta etapa de la vida las personas albergan gran experiencia y sabiduría, requieren atenciones especiales. Vigilar su alimentación, el consumo de alcohol, suministro de sus medicamentos y sobre todo amor, paciencia y tolerancia debe ser la tarea de la familia cercana. Estas tareas se deben llevar a cabo con respeto en todo momento”, dice. Afirma que según algunos estudios, y desde el enfoque evolucionista y humanista, la mujer tiende a ventilar más sus emociones, ser más gregaria y sociabilizar con mayor facilidad. ((Trato RecomendacionesEs importante comprender que necesitan ser escuchados. Recuerden que ya la mayoría de personas con quienes ellos sociabilizaban no están. No descalificarlos ni hacerles sentir que repiten lo mismo, sino crear empatía, escucharlos con atención y, en ocasiones consultarles y darles participación en conversaciones donde ellos puedan integrarse, o en la toma de decisiones sobre algunos preparativos (lugar, comida, etcétera). En estos aspectos incide también la formación y el estilo de vida que ha llevado el individuo, pero, por lo general, la mujer maneja emocionalmente mejor las pérdidas, sin que esto quiera decir que no viven el duelo con igual intensidad, explica.