CONSULTANDO A LA SEXÓLOGA
El divorcio y la vida emocional y sexual del hombre
Soy un hombre de 43 años. Mi matrimonio se destruyó a causa de las infidelidades de mi ex esposa. La perdoné y aguanté durante varios años porque la quería y por no abandonar a mis hijos de 10 y 7 años. En la actualidad estoy pasando por un proceso muy doloroso. Llevo un año divorciado y aún no logro reponerme; duramos 20 años casados y cinco de novios. Respuesta: Sé que está pasando por un proceso doloroso. La disolución de la parte legal no cura las heridas de una separación, más bien, ahora es que comienzan a aflorar los auténticos sentimientos. El divorcio es uno de los eventos que negativamente más impacta a la familia. Generalmente son los hombres los que se marchan del hogar abandonando hijos, entorno familiar y rutina. En ocasiones sólo les permiten ver a los hijos en días limitados; depende de lo traumática que haya sido la separación. Tras la ruptura legal llega el divorcio emocional. Es ahí donde comienza todo. Esto abre una serie de interrogantes e inquietudes, como por ejemplo: “papi, ¿cuándo tú vuelves?”, “papi quédate”... Estos tienen la esperanza de unir al padre y a la madre y se quedan esperando una reconciliación que es casi siempre imposible. A los hijos hay que prepararlos para el divorcio, hablar con ellos y buscar ayuda, si es necesario. El hombre se siente sólo, sin la esposa y sin sus hijos y teniendo que comenzar una nueva vida. Esto le produce un gran vacío que muchas veces se asume de forma incorrecta, queriendo llenarlo rápido sin darse cuenta de que se hacen más daño, pues no están preparados para una nueva relación mientras no hayan sanado las heridas emocionales del divorcio. En su rol de padre deberá dedicar mucho tiempo a sus hijos para que éstos no sufran su ausencia. Otra tarea importante de la paternidad es definir las reglas de la separación, el aporte económico y el manejo conjunto de los hijos, por lo que la comunicación con la expareja debe mantenerse abierta. El divorcio produce a los hombres una gran tristeza, un sentido de fracaso, baja autoestima, culpa, bajo rendimiento laboral y aislamiento. La vida sexual tras el divorcio puede quedar afectada, mostrando desinterés sexual y cuestionamiento.