Un lamentable accidente

La noticia me pilló de sorpresa en tanto me tomaba el café, muy de mañana. Cuando le comenté a Emma que el autobús en que viajaba Doña Vilma Benzo de Ferrer se había volcado de vuelta de una excursión a Bávaro, mi inefable cocinera prorrumpió en ayees y quejidos. Emma está muy acostumbrada a oírme hablar acerca de las entretenidas e interesantes excursiones organizadas por doña Vilma por toda la geografía nacional. Desde hace alrededor de diez u ocho años, estas amenas giras le permiten a gente de edad madura conocer las bellezas de nuestros campos y ciudades. Doña Vilma se encarga de explicar todo lo concerniente a la región por la que se atraviesa, a la par que narra los acontecimientos históricos que sucedieron por esos sitios. No en vano es licenciada en historia y miembro de la Academia. El accidente, muy aparatoso por cierto, no tuvo consecuencias fatales, pero sí ocasionó heridas y magulladuras, algunas de consideración. Cuando terminó su rosario de lamentaciones, Emma manifestó su satisfacción de que yo me hubiera abstenido de ir en la mal halada excursión. La visita de un hijo me había impedido irme de fin de semana. Cuando nos enteramos del accidente, nos pasamos el día entero averiguando por todos lados sobre las amistades involucradas. Nos enteramos que el accidente lo ocasionó el conductor de una buseta que, imprudente dobló en U, justo frente al autobús, lo que obligó al conductor a virar para evitar la colisión, con tan mala suerte que el vehículo se precipitó al badén y se volcó. Según cuentan los involucrados en el accidente, la pericia del chofer, quien por largos años ha conducido el vehículo de las excursiones, evitó males mayores. Emma y yo seguiremos pendientes de las amistades heridas y magulladas en el suceso, a la vez que le damos nuestro respaldo a doña Vilma y a sus entretenidas excursiones. Desde aquí le deseamos que se recupere pronto y que continúe esta labor de ocio que tanta diversión ha llevado a quienes han vivido la experiencia.