Ciudades

Dos ciudades de leyenda a bordo de un crucero

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Georgina Cruz Especial para LDAtenas

Las glorias de dos ciudades legendarias, Atenas y Venecia, fueron como dos “sujetalibros” elegantes y vistosos durante un crucero de lujo de 10 días en el Silver Spirit de Silversea Cruises. La travesía, por mares, como el Jónico, el Egeo, el Adriático y el Mediterráneo, que sirvieron de enmarcado a grandes civilizaciones, ofrecía también vistazos a otras grandes ciudades icónicas en el medio. Esta región del planeta, que ha servido de inspiración a múltiples artistas, poetas y escritores, incluido Homero, siempre encanta al viajero por su historia, leyendas y paisajes. En la capital griega con sus 3.7 millones de habitantes, emprendimos excursiones a destinos imperdibles como el Acrópolis, cuna de la Grecia clásica con el Partenón, donde en la antigüedad se veneraba una gran estatua de oro de Atenea, diosa de la sabiduría en la mitología griega y patrona de Atenas. Subir la escalinata de mármol hasta el tope de la colina no es fácil, pues hay unos 150 escalones de tamaños irregulares, pero, al llegar al tope, la vista del Partenón, otros 20 monumentos de mármol y la ciudad al pie de la colina, es simplemente espectacular. “Es algo solamente comparable a la Gran Muralla China, la Gran Pirámide de Giza y el Taj Mahal,” exclamó un viajero de Nueva York. En Venecia, La Serenísima de Italia, el otro “sujetalibros” de nuestra jornada, el Silver Spirit nos sirvió de hotel por dos días. Pudimos disfrutar de caminatas independientes por la Reina del Adriático para visitar la Plaza de San Marco (a la cual Napoleón llamó “la sala de estar de Europa”) con sus cafés al aire libre y millares de palomas; el opulento Palacio Ducal, con obras de Tintoretto, Veronese y otros grandes maestros; el Puente de los Suspiros (la leyenda dice que si dos amantes se besan bajo él, su amor vivirá para siempre); y la Basílica de San Marco, con sus cúpulas y elementos orientales. Nos paseamos por la isla veneciana de Murano (con su artesanía famosa de cristal) y no dejamos de tomar un paseo en góndola por la noche. Entre un “sujetalibros” y el otro, teníamos el lujo palaciego del Silver Spirit, un barco tipo yate con múltiples restaurantes gurmés y alojamiento en suites con terrazas privadas. Cada suite cuenta con mobiliario fino; televisores plasma con canal de películas gratuitas; mini-refrigerador, con bebidas gratis y baño de mármol con lociones y jabones europeos. El vino está incluido en almuerzo y cena y en los bares y salones públicos un champán para brindar por nuevos horizontes y otras bebidas son gratuitas. Por las noches, revistas musicales y actos de cabaret proveen entretenimiento variado. Entre los puertos de escala estaba Kusadasi, Turquía, desde donde tomamos una excursión del barco a la ciudad de Éfeso, una de las mejores preservadas ciudades romanas en el Mediterráneo. ATRACTIVOS DE ÉFESOCompuerta al Oriente, Éfeso fue sede de una de las Siete Maravillas del mundo antiguo, el Templo de Artemisa (del cual sólo queda una columna) y es ámbito de varios sitios de preregrinación cristiana. Según la leyenda, la Virgen María, acompañada por San Pablo, vino a Efeso alrededor del 37 al 45 Año de Cristo. El Apóstol San Juan también vino a Éfeso. Puntos de interés incluyen la Calle de Mármol, donde todavía se aprecian las huellas de las ruedas de trineos romanos. Otros incluyen la Biblioteca de Celso, con nichos de mármol donde se guardaban unos 12,000 manuscritos enrollados. La Calle Curetes, de mármol y con aceras adornadas con mosaicos, lleva a mansiones que han sido parcialmente restauradas y a monumentos que incluyen el Templo de Adriano del siglo II, al igual que los baños públicos con docenas de asientos de mármol con huecos (los inodoros de aquella época). El Gran Teatro, otro punto vital, acomodaba a 24,000 personas.

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