La protesta universal 

Las protestas cubren la capital egipcia. En Brasil la multitud airada deslució los juegos de la Copa Confederaciones. Por suerte ganó Brasil porque, de otra manera, el asunto habría acabado mal. Definitivamente los pueblos del mundo están resueltos a hacerse oír y que sus anhelos se hagan realidad y no se queden en simples promesas de los políticos corruptos y charlatanes. En un mundo globalizado, de comunicaciones instantáneas al alcance de la mano de las masas, lo que ocurre en Oriente repercute inmediatamente en Occidente y viceversa. Es la hora de que los gobiernos se den cuenta de que si le fallan al pueblo, este se levantará en una protesta masiva que se va a hacer eco en las cuatro esquinas del globo terráqueo, no importa el tamaño del país, es lo de menos. Lo importante es el reclamo reivindicador, la protesta masiva y solidaria que no conoce de colores ni de género. La que une a generaciones y clases sociales para luchar unidos como nunca antes se había visto y lograr el respeto a su voz y sus derechos. Las medidas impopulares, las arbitrariedades, la odiada corrupción y la falta de justicia y de sanciones para los imputados en escandalosos actos en contra de los intereses del pueblo tienen sus días contados. Esto, definitivamente, es una tendencia irreversible que no tiene país ni continente. Es un movimiento mundial y tiene todas las de triunfar. Definitivamente estamos atravesando por una época asombrosa. Ciudadanos en montón hacen revelaciones demoledoras sobre los tejemanejes de sus gobiernos en contra de sus propios ciudadanos. Pueblos ancestralmente sometidos se declaran en rebeldía, desafiando a poderosos ejércitos y el mundo se entera al instante y parece participar en los conflictos, apoyando al que ha levantado la bandera de la rebelión.