kairós
Señor mío y Dios...
“Contestó Tomás: ‘¡Señor mío y Dios mío!’. Jesús le dijo: ‘¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto”. No queda duda que el resucitado y el crucificado son el mismo, aunque su forma de vida sea diversa. No obstante, Tomás necesita ver y palpar los agujeros de las manos y del costado de Jesús para establecer su identidad. La resurrección de Jesús no es la vuelta de un cadáver a la vida, no es un fantasma, sino la plena participación de la vida divina por un ser humano. Para creer no se necesita ver, solo hay que tener fe y decir ¡Señor mío y Dios mío!