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SALUD

Violencia obstétrica en madres adolescentes

EXPERTA PIDE QUE ESTE TIPO DE VIOLENCIA SEA SANCIONADA LEGALMENTE

Parir duele, sin embargo, es un sufrimiento que milagrosamente se olvida en el momento que se tiene al niño o niña en los brazos. Pero, cuando aun así quedan grabados en tu memoria el maltrato y la violencia ejercida por parte del personal de salud, se convierte en una huella “indeleble” que es muy difícil borrar. “Tú no querías hombre, coge ahí. Mejor puja antes de quejarte tanto, que bien que lo disfrutaste cuando lo estabas haciendo”. Eso me cuenta Juanita (nombre ficticio), de 16 años, cuando fue a parir en un hospital del país. Se llama violencia obstétrica al maltrato hacia las mujeres en los servicios de salud reproductiva, a las prácticas naturalizadas que se imponen como necesarias e inevitables dentro de los paradigmas tradicionales de atención médico-paciente. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en el año 2005, alrededor de 536,000 mujeres perdieron la vida por complicaciones relacionadas con el embarazo mismo o durante el alumbramiento. En República Dominicana, la violencia obstétrica es un problema sentido y vivido por muchas mujeres; sin embargo, aún no existe una política específica que tipifique este tipo de violencia y establezca sanciones. Otros países nos llevan la delantera, y disponen de marcos legales en los cuales la violencia obstétrica se encuentra definida, normada y sancionada. Considerar como violencia el maltrato por parte del personal de salud durante el embarazo y el parto es actualmente motivo de debate internacional, y ha conducido a definiciones legales, e incluso a su tipificación como delito. Un estudio llamado “Violencia Obstétrica en Madres Adolescentes” realizado por la doctora Indiana Barinas y un equipo de investigación conformado por los especialistas Fior de los Santos, Beneranda Vásquez, Berdarda Diloné y Gloria Rodríguez, arrojó resultados “tenebrosos” y “alarmantes” sobre este tema. Cabe destacar que este estudio se llevó a cabo en la Maestría de Género de la Universidad Intec, que tiene a su cargo el Centro de Estudios de Género de esa casa de altos estudios. Cifras y testimoniosIndiana Barinas afirma que la investigación se realizó en dos hospitales del Distrito Nacional y donde el 78% de las adolescentes reportó que el personal de salud hacía comentarios irónicos, descalificadores o en tono de chiste acerca de su comportamiento. “Tú gritas más que una chiva, y se reían de mí, y yo me quería morirÖ” (Arisneyda, 17 años). El 60% era tratado con diminutivos y de manera despectiva. “Yo llamaba a mi mamá, se reían de mí y repetían: ‘Qué mamá ni mamá: puja, puja que tú eres una mujer ya’. Yo quería estar con mi mamá”. (Yanessa, 14 años). “Desde que llegué a emergencia me miraron como a un fenómeno, y me decían la menorcita, como si fuera una cosita o una niñita ignoranteÖ y déjame decirte que yo ignorante no soy” (Facelys, 15 años). Barinas destaca que el 66% de las mujeres estudiadas fue criticado por llorar o gritar de dolor, emoción, alegría, durante el trabajo de parto y/o el parto. “Cuando lloraba me decía una enfermera: Cállate, cállate la boca porque cuando tú lo estabas haciendo no llorabas, entonces yo gritaba más” (Libanesa, 16 años). Al 78% de las mujeres estudiadas les fue difícil o imposible preguntar o manifestar sus inquietudes porque no le respondían o lo hacían de mala manera. PROPONE CAMBIOS EN EL MODELO DE ATENCIÓNIndiana Barinas explica que las manifestaciones de violencia contra la mujer en el ámbito obstétrico son de alta ocurrencia en las dos maternidades estudiadas, afectando significativamente a las madres adolescentes y reproduciendo estos modelos de atención basado en la violencia, hacia el personal médico en formación (internos y residentes).Recomienda la inclusión de la violencia obstétrica como un tipo de violencia contra la mujer que sea sancionada legalmente y afirma que urge la revisión de los programas académicos de la carera de medicina, promoviendo cambios en el modelo de atención obstétrica imperante que no da cabida a los enfoques de género y derechos humanos. Intervenir las maternidades con acciones educativas, así como de monitoreo y vigilancia social, dirigidas a reducir estas prácticas configuradas como violencia obstétrica y la reproducción de estas como parte de los aprendizajes a médicos y médicas en formación.

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