LA PLUMA INSTRUIDA

El justo delante de Dios

“Díganles a los justos que a ellos les irá bien en todo. Disfrutarán de la rica recompensa que se han ganado. En cambio, los malvados están condenados porque recibirán exactamente lo que merecen”. Isaías 3,10,11. Una reforma fiscal agresiva y sin precedentes aguarda para abofetear a la sociedad dominicana a partir de este año 2013. Las cosas apuntan a que tanto el gobierno como los sectores externos y la clase media y pobre tendremos que ajustarnos los cinturones en medio de cargos impositivos que, no son más que el producto del robo, corrupción y estafa en nuestra hermosa nación. Sin embargo, en medio de toda esta incertidumbre y premonición, es refrescante ver que Dios nos da el aliciente de que a los justos le irá bien. Pero, ¿quién es justo delante de los ojos de Dios? Dos componentes lo definen: Una persona es justa por la fe: Romanos 5:1 dice que aquel que ha creído en el Señor Jesús ha sido justificado. Dios nos confiere su justicia sin que tengamos que hacer nada, sólo confesar a Jesús. Abraham creyó a Dios y le fue contando por “justicia.” El elemento número dos es caminar en lo que bíblicamente define la palabra justicia: rectitud de corazón y carácter santo. El justo es alguien que opera en imparcialidad, equidad e integridad. Es alguien que condena lo mal hecho y retribuye el derecho al agraviado. En esta sociedad dominicana la injusticia abunda en el corazón, como el panorama del pueblo de Dios en los tiempos de Isaías. ¿Será injusto delante de Dios agravar a los pobres por estafadores y ladrones? Solo nos queda una opción: confiar en que si calificamos de justos frente a Él, a nosotros nos irá bien, el malvado será condenado y Dios será glorificado.

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