FÁBULAS EN ALTA VOZ

¿Qué es la juventud?

¿Qué entendemos por juventud? Esta interrogante quizás nos resulte difícil responderla. De seguro, unos la definirán por el aspecto físico, otros por la fortaleza y no faltarán quienes, la relacionen con la inmadurez. Para mí, la juventud es la etapa donde se reflejan y ponen en marcha las lecciones enseñadas por los padres durante la infancia. Es cuando el individuo debe comenzar a asumir su papel como ente productivo e independiente. No es un asunto de una piel tersa y suave, tampoco de tener un organismo fuerte. Dependiendo de cómo se asuma, puede quedar en una determinada etapa, o perdurar. Es asunto de sacarle el mejor provecho a los dones internos que el Señor nos da para desarrollarnos como personas de bien. La vida no se mide por los años que tenemos, sino por las cosas fructíferas que podemos hacer con ellos. La juventud es un estado, es una decisión, aunque en lo que respecta a la definición fiel del término, es el período que se encuentra entre la adolescencia y la edad adulta. Queriendo encontrar al joven ideal, doña Juana se transportó a una ciudad fabulosa donde la palabra juventud encierra un amplio concepto conformado por respeto, obediencia, disciplina, formación y desarrollo. No importa cuántos años tengas, no importa tu agilidad y mucho menos importa, cuántos pliegues te haya dejado el paso del tiempo. Aquí sólo cuenta el que tengas deseos de seguir aportando al bien común. En esa comunidad, todos son considerados jóvenes. Tienen claro que el sólo hecho de estar vivos significa una esperanza. Tanto es así que personas con 70 años como doña Juana, continúan activas en la toma de decisiones relacionadas con el desenvolvimiento de la comunidad. Allí la gente no se agrupa por categorías de niños, jóvenes y adultos. Simplemente son ciudadanos que se interrelacionan por un bien común. Apegados a este concepto, se mantienen en constantes labores para tener una sociedad más justa, compuesta por entes productivos sin importar la edad y sin discriminación alguna. La capacidad de cada quien es valorada por encima de los prejuicios que, en países como República Dominicana se estilan a la hora de tomar en cuenta a alguien para determinadas tareas. Por eso cuando doña Juana regresó a su realidad se sintió tan decepcionada. Con un folder en mano, una elegante vestimenta y un inmenso deseo de conseguir un empleo, se quedó parada, pensativa y triste ante el escritorio de quien le informaba que: “la vacante que tenemos es para una persona joven”. En ningún momento se interesaron por su capacidad. Sus 70 años la sepultaron, aunque su vitalidad y su desenvolvimiento podían advertirse. A ella como muchas otras personas, aún con menos edad, se les ha restregado en la cara que el paso del tiempo no sólo deja huellas físicas, sino también emocionales cuando se vive en una sociedad como la nuestra donde “la juventud” le gana la batalla a los conocimientos. Creo que para ser un país que ha obtenido tantos logros en diversas áreas de la vida cotidiana, República Dominicana todavía le faltan detalles tan elementales como por ejemplo, definir ¿qué es la juventud? para poder avanzar hacia el futuro de una manera más firme y lo mejor, haciendo honor a que la unión hace la fuerza.

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