Retorno a Santo Domingo

Juan Pablo de Duarte regresó a su tierra natal hacia 1832. Amigos y familiares fueron al puerto a esperarlo para luego celebrar su regreso. Juan Pablo lucía un hermoso chaleco rojo, símbolo del romanticismo y del liberalismo de la época y quizás la primera señal, producto de su evolución política, de que venía dispuesto a conquistar la libertad de su pueblo. Manuel María Valverde, allí presente, le preguntó acerca de qué era lo que más le había llamado la atención durante su estadía en Europa, a lo que el joven respondió que eran los fueros y libertades de Cataluña; fueros y libertades que esperaba darle un día a su Patria. Esta respuesta caló muy profundo en todos los allí presentes, quienes manifestaron su disposición de contribuir junto con el joven revolucionario en su noble proyecto independentista.