IDEALES

Joven: ¡no te limites! 

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Laura Rodríguez y Emerzon CastilloSanto Domingo

Es común observar en nuestra sociedad, y en otras sociedades a lo largo de la historia, una tendencia a menospreciar la capacidad de los que parecen muy inexpertos o muy pequeños: los jóvenes. Aun así, la historia nos brinda una lección invaluable: un joven decidido a alcanzar sus sueños es una fuerza poderosa capaz de vencer cualquier dificultad y ver más allá de una realidad pesimista, un horizonte maravilloso de realización plena. Encontramos un ejemplo perfecto de valentía y voluntad en un joven llamado Juan Pablo Duarte y Diez, nacido en un tiempo sumamente difícil (26 de enero de 1813), conocido nada más y nada menos como la “España Boba”. Su meta: la consolidación de una Patria libre e independiente. Idealista y soñador, una cualidad admirable de su persona, da razón de las motivaciones patrióticas que impulsaron sus acciones: la urgente necesidad de provocar un cambio positivo en una sociedad decadente. Duarte no fue un joven indiferente a los problemas de su nación; sin embargo, su preocupación no se quedó en mera indignación o asombro, supo ir de lo pequeño a lo más grande, dando pasos acertados que más tarde le guiaron a la consumación de sus objetivos. Con apenas 25 años, fundó la sociedad secreta La Trinitaria; más adelante, le seguirían La Dramática y La Filantrópica. A través de estas, propagaría sus ideas de libertad y cambio. Si vemos la historia de este líder nacional juvenil y la comparamos con nuestra realidad hoy, se hace evidente el abismo que existe en medio de ambas escenas. Esto no quiere dejar dicho que la juventud se encuentra en un estado de perdición, pero sí debemos reconocer que muchas veces nos falta la chispa que enciende nuestro ánimo de lucha, dar el todo por el todo, por lo que realmente deseamos alcanzar. Duarte no se vio a sí mismo como “poca cosa”, es decir, no puso límites a su capacidad, rompió los esquemas preestablecidos que la sociedad de aquélla época imponía. Entre todas las personas que vivieron en ese entonces, funcionarios, terratenientes, ricos hacendados, etc., fue él, un “pequeño” y joven burgués, quien tomó la iniciativa de transformar un dañino sistema social, persuadiendo a otros de que no era imposible alcanzar una patria libre, buena, justa. El ejemplo duartiano nos enseña que los límites no están hechos para nosotros. Con esfuerzo, dedicación y constancia, los jóvenes marcaremos la diferencia. “Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que vean en ti un ejemplo a seguir…” (1 Timoteo 4:12, Biblia al Día).

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