MEMORIAS DE VIAJES
“El abrazo” en una plaza de Palencia
Extendida junto al río Carrión, que curiosamente sólo fluye por Palencia, la ciudad capital homónima está a un viaje de ida y vuelta el mismo día desde Madrid. Ubicada a 240 kilómetros de la capital de España, en menos de dos horas se puede realizar en tren este trayecto. Así lo hago un domingo de primavera, y heme aquí disfrutando de lo que es casi el último tramo de mi recorrido a pie, por la zona histórica de este poblado con unos 83,000 habitantes. Son más de las 4:00 de la tarde cuando, por la calle Mayor, me encuentro ante un edificio que, pese a su preciosa fachada, antes pasé por alto. Construido en el siglo XVIII, el “Palacio Barroco” está considerado uno de los más importantes edificios civiles de la ciudad. Sobre la acera, tiene temporalmente delante una especie de caja grande anunciando la celebración del “Third European Forum on Rural Development” (Tercer Foro Europeo sobre Desarrollo Rural). Pese a una ligera tonalidad grisácea que empieza a invadir el cielo, contemplo desde este punto los numerosos miradores de muy distinta arquitectura que asoman desde los edificios cercanos. Y los encantadores soportales, que dan sombra a quien camina entre sus muros. En esta hora tranquila prosigo mi deambular para mirar, con detenimiento, una escultura etérea que airosa se eleva en medio de la rotonda de la Plaza de León. La estilizada obra de arte que atrapa grandemente mi atención, lleva el nombre de “El abrazo”, de Feliciano Álvarez, artista siempre preocupado por la ligereza en la forma de sus piezas. Pero de todo esto me entero mucho después, ya que no hay paso de cebra que permita al peatón cruzar hacia ella. Echo uno que otro vistazo a las vitrinas de las pastelerías, con deliciosas ofertas que hacen agua la boca. Se me antoja un dulce de higos, que a ojos vista luce apetitoso. Pero a esta hora, no encuentro abierta puerta alguna, aunque un letrero con su horario dice que abre a las 4:00 de la tarde. Espero un rato, y entablo conversación con una residente que quiere, igual que yo, entrar a la pastelería. Está sorprendida, pues afirma que abre a las 4:00. Tras esperar unos 15 minutos, me marcho. Camino junto a un grupo de mujeres que suben a un autobús, y llego hasta una pequeña construcción en madera, asentada en un área verde. En ella se aloja el que en un plano identifican como Stand Turístico Municipal. Junto a éste, varias bicicletas de alquiler están listas para alquilar a turistas. Ahora, empero, tampoco está abierta la oficina. Por ser domingo, quizás cierran en la tarde, o a la hora de la siesta. No me acerco a averiguar. Sigo hasta San Pablo.