COSAS DE DUENDES

¿El plan es secreto?

En la madrugada de ayer me despertó un sacudión producto del temblor de tierra de 5 grados que afectó una gran parte del país. Mi reacción fue lanzarme de la cama, llamar a mis niños y a la persona que labora en casa y, con todo y el perro, tratar de salir del apartamento donde vivo que está ubicado en una torre y en un nivel más alto de lo que yo quisiera en estos días en que a la tierra le ha dado por temblar. No usamos el ascensor, bajamos por las escaleras hasta el parqueo donde estaba estacionado mi vehículo. Nos metimos todos allí. Eran las 2:40 de la mañana. En pocos minutos, mi hijo Javier empezó a resentir que lo sacara de su cama. Así que, observando a su alrededor me soltó: “¿Oye, de verdad crees que, si se derrumba todo, estamos más seguros aquí, debajo del edificio?” Le respondí que sí porque nos encontrábamos más cerca de la salida. Aunque, el comentario me reveló los fallos y aciertos de mi método de “evacuación”. Primero, nos demoramos buscando al perro y abrigos. No usamos el ascensor, eso estuvo bien, pero, luego, nos colocamos frente a una puerta que no abría manual sino con control remoto. Así que, en caso de terremoto, debía accionar el control, esperar a que funcionara, y a que la puerta se abriera, en un tiempo durante el cual aquello se podría venir abajo. Además, estábamos montados en un vehículo, cuando lo que se recomienda es desmontarse porque tienden a desplazarse por sí solos durante los sismos. El otro elemento es que, si la puerta no abría, debía desmontar a todo el mundo y caminar, con el edificio sobre nuestras cabezas, hasta otra puerta echa de cristal, que, en situaciones como esa, representa una amenaza. Pues, una de las sugerencias frente a un terremoto es alejarse de los cristales. Entonces, me di cuenta de que lo había hecho todo al revés por una razón: no tenía un plan para evacuar a mi familia ante una emergencia. Ahí mismo decidí trazar uno. Anuncié que lo primero que debía hacer todo el mundo, si temblaba la tierra, era clamar la ayuda de Dios. Además, que nadie podía poner seguro a su puerta; que todos deben dormir con ropa presentable y colocar las chancletas frente a las camas para no perder tiempo buscando calzados. También instruí para dejar la llave puesta del lado adentro de la cerradura de manera que no fuera necesario buscarla y decidí que los niños tengan celular, para no perder la comunicación con ellos, pitos y linternas en sus habitaciones. Mientras trazaba mi propia estrategia frente a los terremotos, pensé en la enorme soledad de las familias ante la amenaza real, nada más miren hacia Haití, que enfrenta esta isla. En mi edificio, que es nuevo, no hay una sola orientación sobre qué hacer en caso de terremotos. Como tampoco las hay en las empresas y colegios. En cuanto a las autoridades de emergencia, si tienen un plan contra sismos, deben haberlo guardado muy bien porque no me he enterado de sus detalles y eso que lo mío es trabajar con noticias. Asumo que si existe, y está guardo, es como si no existiera porque yo, que apenas dirijo una unidad familiar, lo primero que hice fue poner en conocimiento del grupo lo que cada quien debe hacer.

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