REFUGIO
Licenciada en manualidades
La señora asiste a la reunión del colegio de sus hijos, luego de estar todos sentados comienza la presentación, se ponen de pie, dicen su nombre y su profesión. La señora, al ver la preparación de los asistentes, un médico, cinco abogados, etcétera, cuando le toca su turno, se para y dice: mi nombre es Carlota, y soy licenciada en manualidades. Los asistentes a la reunión se burlaron de ella, pues entendían que no era profesional y, que hacía lo posible para estar a su altura. En realidad, la señora es ama de casa. No sé por qué a muchas mujeres les avergu¨enza decir que están en la casa, pues para mí, y sin temor a equivocarme es el trabajo más duro que hay, y lo peor, el menos valorado por los beneficiados. He escuchado a hombres comentar: “No sé de qué ellas se cansan, si no trabajan, no están en la calle, buscando el pan de cada día. No salen temprano, no se exponen a un tráfico de locos, no llevan dinero a la casa”. En mi opinión esos comentarios son muy injustos. Las amas de casa llegan a realizar todas las profesiones sin tener que ir a una universidad, por momento son secretarias del marido, son choferes que llevan y traen los niños al colegio, son economistas, porque con 200 pesos hacen de todo para comer y les sobra, son profesoras, hacen la tarea con los hijos, además, son chef, limpiadoras, guardaespaldas, jardineras, doctoras. Ahhh, eso sin contar, que son electricistas, plomeras, mediadoras, sicólogas, juez, orientadora, mecánicas, rezadoras, modistas, ebanistas, reparadora de juguetes, decoradora, y otros que no me llegan a la mente. Luego de llevar a cabo todas estas profesiones, entonces también son esposas, y claro, que también hay que ser la mejor, no vaya a ser que el marido se vaya con otra. A mi parecer, las mujeres que decidieron por su propia determinación, quedarse en la casa, para estar atenta a los hijos y a todos los menesteres del hogar, llevan en sus espaldas el peso de tener que hacer todos estos oficios con toda profesionalidad, pues no hay espacio para el error. Estas mujeres, son grandes expertas, que se llevan el mejor título del mundo: la sonrisa de un hijo y el respiro de un deber cumplido.