Ocho historias casi tristes que no son nada personal  

El empresario y escritor, Fernando Despradel, puso a circular recientemente, su primer libro de relatos:“Nada personal: 8 historias casi tristes”, luego de forjarse un sitial importante en la novelística dominicana, con sus cuatro títulos precedentes: “Cuando los vientos soplan”, (1999); “Inteligencia envenenada”, (2001); Luz y sombra en el pantano (2004) y Frío en el alma (2009), obras en las que de manera generalizada, subyace el elemento de denuncia social y su correlato moralizante, hilo conductual en el abordaje de sus celebradas publicaciones. El contenido de Nada personal, lo agrupa en los subtítulos siguientes, “Hay historia que no deben contarse”, “La voz que vino de la noche”; Como si un ángel saliera de la oscuridad”, “¡Qué ingrato es el mundo, Anacleto!”; “El que a hierro mataÖ!” “El doble ultraje”, “El último jonron”, y “Nada personal”, abordados en una prosa cuidada y de fuerza narrativa, recreada en una atmósfera sobrecogedora, con mensajes demoledores sobre los males sociales que imperan en el ambiente circundante de estos tiempos, impactados por la ambición desmedida, el lucro desorbitado, el cohecho, la avaricia y el bajo mundo moviendo los hilos de una rampante corrupción casi generalizada, con pocos diques morales y éticos. Estos cuentos fueron realizados con la praxis cuentística de celebrados creadores del género como Juan Bosch, García Márquez, Rulfo, Asturias. Despradel nos atrapa desde la primera línea desarrollando un envolvente cuerpo narrativo, hasta impactarnos con un sorprendente desenlace alejado del típico final feliz de los cuentos de hadas. Nada personal: 8 historias casi tristes”, se involucra en develar paso a paso aspectos que nos atañen y que Despradel aborda como la furia de un escarpelo que extrae la podredumbre del corpus social, abatido con temas como la corrupción administrativa, y policial, el pandillerismo, atracos, extorsión, rapiñaÖ miserias humanas tratadas por el autor con palabras precisas poéticas, con un lenguaje cuidado, con el que nos envuelve en su mundo de denuncias, donde los ejes comunicacionales refuerzan la expresividad de sus contundentes mensajes de una incuestionable misión aleccionadora. Nada personal, tiene en su portada una obra de la artista plástica Natalia Conde de su última exposición Tierra y Tiempo en Altos de Chavón. El autor es un referente de cómo un empresario y jefe de familia, complementa su crecimiento personal.