DE LIBROS Y LIBRERÍAS
Un libro sobre el arte de viajar
Cómo ser más feliz viajandoAutor:Alain de Botton Los libros, folletos, promociones turísticas, los nexosfamiliares, la curiosidad por conocer otros lugares o volver a los que hemos ido cuando la nostalgia nos invade y así olvidar cualquier sentimiento de tristeza o sospecha de que la felicidad y la comprensión son metas inalcanzables, es lo que nos convida a viajar. El autor, en su búsqueda se topó con una copia de la novela, “Contrapelo”, publicada en 1884, cuyo decadente y misántropo héroe, el Duque de Esscintes, concebía un viaje a Londres del que ofrecía un análisis extravagantemente pesimista de la diferencia entre lo que imaginamos acerca de un lugar y lo que puede acontecer cuando llegamos allí. A mí me ocurrió cuando fui sola a visitar a los familiares a Italia. Pasé mucho trabajo, pués no hablo italiano y andaba con dos maletones llenos de regalos para ellos, y en Nápoles tenía que caminar desde el aeropuerto hasta donde debía tomar el tren hacia Sapri y un tipo que me ayudó me pedía una cantidad de dinero y yo le ofrecía otra y se molestó conmigo. Luego en Sapri no hay escaleras electricias y tenía que bajar muchísimos escalones y luego subirlos otra vez para salir a la calle donde me esperaba mi primo. Carmine El Duque de Esscintes, el héroe de la novela, vivía solo en una inmensa quinta en las afueras de París y en muy raras ocasiones salía por qué quería evitar enfrentarse a lo que él consideraba la fealdad y la estupidez ajenas. Siendo joven se le ocurrió hacer una incursión en una aldea vecina y lo que experimentó fue como se desataba su odio hacia la gente, parecía sacado de la escuela pesimista. Trató de hacer un viaje a Londres y en su recorrido visitó tabernas oscuras y llenas de humo, de robustas inglesas de rostro masculino, dientes enormes como espátulas, mejillas coloradas como manzanas, todo eso lo hizo reflexionar y pensar en lo agotador que sería ir de veras a Londres. Todo lo que tendría que hacer y correr, pelear por conseguir un mozo, hacer colas, dormir en una cama extraña en el tren, (incómodas, las he probado), en fin decidió regresar a su casa con sus baules, mantas, bastones, paraguas, y jamás volvería a abandonar su hogar. La realidad del viaje no coincide con lo que imaginamos, pero es más justo y reconfortante sugerir que se trata ante todo, de algo diferente.