FÁBULAS EN ALTA VOZ

Una permanente Feria del Libro

La lectura es el fuerte de la ciudad donde vive Coralis. Allí leer es uno de los más gratos entretenimientos. La comunidad tiene por norma compartir vivencias obtenidas a través de la lectura, y por eso disfrutan como de una especie de Feria del Libro permanente. No hay obstáculos para obtener un libro. Los precios son muy asequibles y lo mejor: todos tienen la facilidad económica para comprarlos. Por esa sencilla razón es que los habitantes de la ciudad donde vive Coralis tienen una cultura general envidiable. Poseen conocimientos sobre religión, arte, cultura, salud, superación personal, historia, geografía, y acerca de otros que exalta su intelectualidad. Gracias a que tienen una permanente Feria del Libro, su preparación es incuestionable y su desenvolvimiento manda de vacaciones indefinidas a la inseguridad, la ignorancia, y, sobre todo, la discriminación. Así es. Donde reside Coralis, no hay limitantes para la capacitación. Puede que una persona tenga más dinero que otra, pero en asuntos de conocimientos la batalla es reñida entre ricos y pobres. Esto favorece que todos gocen de una buena inteligencia intelectual y emocional en pro del desarrollo de su comunidad. De hecho es así. Donde vive Coralis la canasta familiar tiene un precio justo y alcanzable para todo el vivo, los servicios básicos son de lo mejor, tanto en atención prestada como el precio cobrado; las calles están en perfecto estado, hay escuelas suficientes para fomentar la educación, hospitales bien equipados para atender cuantos enfermos lleguen en busca de ayuda y, en fin, son mínimos los problemas que presenta esta ciudad. Un asunto importante es que a estos habitantes el tener acceso a la lectura le ha valido el obtener los conocimientos necesarios para no dejarse engañar por los políticos, quienes en otras ciudades por la ignorancia de la gente, hacen de la vida de cada quien un saco y se meten. Uno de esos lugares es República Dominicana, adonde Coralis regresó tras viajar a una ciudad fabulosa donde hay una Feria del Libro permanente, que le permite a los habitantes mantenerse siempre a la vanguardia de la preparación. Con gran pesar ella despertó de aquel sueño, precisamente en medio de una visita a la Feria Internacional del Libro, un espacio creado para incentivar la lectura, pero que no ofrece mayores facilidades para que la gente adquiera los libros de su preferencia. Claro, la culpa no es de los distribuidores, es del alto costo de la vida en República Dominicana, proporcionado por las políticas de gobierno que sin mayor reparo apuestan a hacer más ignorante a la población. Lo hacen cuando suben los precios de los alimentos y hacen que la gente esté mal alimentada: “El mal comío no piensa”. Lo hacen cuando no ofrecen las herramientas necesarias para que la población tenga un mejor estilo de vida, y lo hacen cuando se realiza una sola Feria del Libro al año y nadie puede comprar ni un libro de 50 pesos. Mientras, Coralis debe conformarse con visitar la ciudad fabulosa donde hay una Feria del Libro permanente.

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