REALEZA

Con Kate Middleton se diluye la sangre azul de los Windsor

Con el matrimonio morganático entre el príncipe Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton, una muchacha de la clase media como parece indicar su propio apellido paterno, se diluye la sangre azul de los Windsor. Hasta este enlace, signo de “aggiornamiento” de la vetusta monarquía británica que sigue el ejemplo de otras europeas, y desde Jacobo II, en el siglo XVII, todos los monarcas ingleses se han casado con descendientes de otros reyes o al menos de aristócratas del propio país. Era la práctica habitual de las casas reales europeas, llevada a extremos por la longeva reina Victoria, casada con el príncipe de origen alemán Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha. Victoria, que tuvo cuatro hijos varones y cinco hembras, se convirtió gracias a su hábil política de matrimonios en abuela de la mayoría de los modernos reyes europeos. Sus descendientes han ocupado u ocupan tronos de Prusia, Grecia, Rumanía, Rusia, Noruega, Suecia y España. Por cierto que el apellido real de Sajonia-Coburgo-Gotha fue cambiado por Jorge V por el mucho más británico de Windsor en 1917 para no herir los sentimientos antigermanos de sus súbditos en la Primera Guerra Mundial. Su sucesor, Eduardo VIII, con fama de playboy, fue rey sólo de enero a diciembre de 1936 ya que abdicó a los once meses para casarse con la divorciada estadounidense Wallis Simpson y ser sustituido por su hermano Jorge VI, a cuyo tartamudeo se ha dedicado la película El discurso del rey.

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