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DESTINO

Un refugio junto al mar

HOTEL SALINAS, EN LA BAHÍA LAS CALDERAS, UN LUGAR PARA DESCANSO Y DEPORTES ACUÁTICOS

Cuando se construye una casa de playa, casi nadie piensa que con los años el lugar se convertiría en un gran hotel, con mucha personalidad y espacio especial para embarcaciones, todo gracias a los fanáticos del windsurf. “Yo inicié el hotel hace 23 años, pero en principio era solo un lugar para yo venir a recrearme, luego, con la primera competencia de windsurf que se hizo en la zona, decidí agregarle un par de habitaciones más para algunos amigos y otras personas, así nace el Salinas”, cuenta Jorge Domenech, propietario del Salinas Hotel-Restaurant. El lugar no tiene nada que envidiarle a otros de las zonas más turísticas del país, con 31 habitaciones, cuatro suites, un restaurante con vistas a la bahía y dos bares en el edificio principal, es excelente para pasar unos días alejados de la ciudad, en un ambiente relajado y natural. “La mayoría de los turistas que vienen son europeos, gente que prefiere un lugar tranquilo para vacacionar y eso no necesariamente se consigue en el Este o el Norte”, explica Domenech, quien agrega que le parece cómico que esos turistas son personas que no les gusta estar cerca de otros turistas y prefieren hospedarse en Salinas. Propicio para el descansoUbicado en la misma bahía de Las Calderas, en la provincia Peravia, el hotel sí brinda esa tranquilidad que muchos están buscando, atrayendo a cientos de huéspedes al año con su hermosa vista grisácea del mar que penetra en la bahía, y al fondo las montañas del sur del país, muy cerca de las conocidas Dunas, de Baní, es además un lugar propicio para la navegación y la práctica de varios deportes acuáticos. Al entrar, solo con ver el lobby los visitantes se dan cuenta de que no están en un lugar ordinario, sino en un espacio ambientado con mucho tiempo y creatividad, lo que se refleja en las paredes, decoradas con elementos propios del mar como redes de pescar, anclas y toda clase de letreros de marineros, piratas y demás. También la afición por los autos del propietario es notable en las paredes del hotel ya que placas de vehículos de todo el mundo se exhiben y es la parte frontal de un viejo Chevrolet rojo lo que más salta a la vista al entrar al lugar. Todo allí se destaca con llamativas lámparas de conchas y piedras marinas. OTRAS FACILIDADESEl Salinas tiene un embarcadero en el que en todas las épocas del año se ven múltiples botes y yates. “Otra de las cosas que hacemos aquí es servir como puerto para muchas embarcaciones de personas que no tienen dónde tener sus barcos, pero que son aficionados de la navegación o la pesca”, señala el propietario. El lugar también cuenta con piscina y jacuzzi en el exterior, rodeadas de un área verde que separa el hotel de la bahía. Otra de sus comodidades es que posee dos edificios al frente que albergan otras 13 habitaciones para grupos.

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