VACACIONES

Aventuras súper divertidas en Orlando

IDEAL PARA LOS AVENTUREROS QUE PREFIEREN EL “SUBE Y BAJA” DE LA DIVERSIÓN O PASEO EN GLOBO AEROSTÁTICO

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Georgina Cruz Especial para LDFlorida

¡Zum-zuuum! El ruido de autos de carrera es de por sí ya excitante, haciendo que fluya instantáneamente la adrenalina -pero mucho más aún cuando uno ya se encuentra dentro de uno, casi volando, a velocidades de 145 millas por hora y más. Durante un viaje a Disney World en Orlando esta primavera, íbamos en pos de aventuras y encontramos la primera en el Richard Petty Experience en la Walt Disney World Speedway, una pista de carreras junto al lote de estacionamiento del Reino Mágico. Los visitantes comienzan viendo los autos de carrera con 600 caballos de fuerza, llantas profesionales y pintura deportiva, y se ponen trajes a prueba de fuego y cascos protectores para prepararse. Tras una sesión de orientación proceden a la pista. Hay que firmar un par de planillas que testifican que uno está consciente del pelígro y se hace responsable si sucede algo. “¡Pero, aquí en Disney World no pasa nada malo!”, nos dijo uno de los choferes y nosotros pensamos que ojalá ese día fuera así. Yo opté por la experiencia “Ride Along”, durante la cual uno monta con un chofer profesional de carreras de auto. Hay otros programas en los cuales uno puede tomar el timón. Esperando con otros participantes junto a la pista y viendo a los autos corriendo a velocidades vertiginosas ante nuestros ojos, se escuchaban risitas nerviosas. Una vez cuando un participante procedió hacia su auto de carreras, algunos de los otros le gritaron: “¡Nos vemos en la otra vida!”. De pronto yo comencé a pensar que quién me habría mandado a mí a meterme en esto ñpero cada vez que alguien regresaba ñ¡ileso! ñde la pista, estaban sonrientes y decían cosas como “¡Increíble!” y “¡Fantástico!”. Al acercarse mi turno, noté que había que entrar al auto de carreras por la ventana ñyo sabía que así se hace en los autos de carreras profesionales pero había pensado que como estabamos en Disney World tendrían por lo menos una puertecita, pero no era así. Por suerte, los empleados de pista que me vieron titubear vinieron en mi ayuda y, con un poco de trabajo, entré al auto. Sean, mi chofer, me saludó, y entre él y un empleado de pista me pusieron una cuellera protectora y ajustaron el cinturón de seguridad ñ¡tanto que casi no podía respirar! “Pronto tendremos una buena brisa”, Sean me aseguró, echando a andar el auto. FINAL DE LA AVENTURA Y MÁS OPCIONESEn el auto las ventanas están abiertas, el aire entra y refresca todo a esas velocidades que comienzan desde emprender la jornada de tres vueltas. Al tomar las curvas, Sean bajaba un poco la velocidad, pero hubo momentos que estabamos haciendo 145 millas por hora. Para los que prefieran el “sube y baja” de la diversión, un paseo en globo aerostático es ideal. Estos programas comienzan temprano ñel nuestro comenzó al amanecer y nos elevó lenta y verticalmente hasta ver el panorama de Orlando alumbrado por el sol tenue de la mañana. Los vuelos llevan a los participantes en itinerarios dictados por el viento prevalente. Para los intrépidos que prefieren añadir agua a sus aventuras, yo opté por un programa de “parasailing” que me llevó a volar y el vuelo fue espectacular, con vistas del hotel, el lago Bay Lake y el parque temático. Los vuelos llevan a una altura de 450 pies y duran de 8 a 10 minutos.

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