CARDIOLOGÍA PARA TODOS
Resincronizando el corazón
El corazón es una bomba que empuja la sangre a través de los vasos sanguíneos hacia el resto del organismo. Para realizar esta función está dotado de un complejo sistema eléctrico que le permite generar no solo la contracción y fuerza muscular necesaria para los fines ya descritos y hacerlo de manera coordinada y eficaz. Las cavidades superiores del corazón, llamadas aurículas, una derecha y otra izquierda, vierten la sangre que regresa del cuerpo en las cavidades inferiores respectivas, llamadas ventrículos, siendo estas últimas las encargadas de impulsar la sangre al resto del cuerpo. El proceso exige una adecuada sincronización en tiempo para que sea efectivo el vaciado de sangre. Cuando se pierde esa sincronización en la contracción del músculo cardíaco se traduce en un deterioro de su función como bomba. Si ocurre en un corazón sano, el deterioro no tiene gran influencia y pasa imperceptible para las personas que lo sufren. Cuando el corazón entra en la etapa de insuficiencia cardíaca, una condición que constituye la vía final común de muchas enfermedades cardíacas, la capacidad de bombeo se deteriora a niveles críticos y es bajo esta situación que la pérdida de sincronización se convierte en un elemento de deterioro importante en la función cardíaca. Mediante la estimulación eléctrica con dispositivos llamados resincronizadores, se ha logrado restablecer la coordinación de la contracción. Así, por medio de cables, uno en las aurículas y uno para cada ventrículo se logra optimizar de nuevo la función del corazón. Siete de cada diez pacientes responden experimentando mejoría en diversos grados. Las razones que conllevan una respuesta nula o negativa es motivo de intensas investigaciones. Los beneficios de estos dispositivos se traducen en una mejor calidad de vida, reducción en el número de hospitalizaciones y en la mortalidad atribuida a razones cardíacas, pues muchos dispositivos traen agregada la función de desfibrilador, que mediante una descarga eléctrica previene la muerte súbita, un evento frecuente en este tipo de pacientes y que tiene como substrato primario alteraciones del ritmo del corazón. A pesar de las ventajas científicamente demostradas, solo un escaso número de pacientes reciben estos dispositivos. Uno de los argumentos más socorridos es el económico. Estos dispositivos pueden considerarse costosos si se toma en cuenta el valor del dispositivo y el costo del implante, pero resultan ser más baratos que muchas otras terapias para dolencias del corazón, si se toma en cuenta que la duración promedio de estos dispositivos es de aproximadamente 7 años, lo que conlleva un costo por día más bajo que muchas drogas de uso común en este tipo de pacientes. A lo anterior debe sumarse una reducción importante en los costos de hospitalización, que representan el 70% de los gastos de esta enfermedad, que por deterioro de la misma se proyectan durante los siguientes años. Los análisis de costo-efectividad y años de vida ganados con calidad claramente demuestran los beneficios de esta terapia en pacientes seleccionados. Dr. Frank Valdez BáezDpto. ElectrofisiologíaInstituto Dominicano de Cardiología.