EN OTRA DIMENSIÓN
Quien cree en Dios nunca está solo
Siempre tomo plena conciencia de que nunca estoy sola, que nunca de hecho lo estuve, y de que nunca lo estaré, porque Dios no tiene favoritos. Él nos ama a cada uno de nosotros del mismo modo que ama a sus santos. La manera más sencilla de triunfar en la batalla de la vida, es mantener a Dios en nuestro pensamiento, dedicándole un lugar preponderante en nuestra conciencia. -Sri Daya Mata- Conozco en esta vida muchos compañeros de oficio que tal vez ustedes piensan que llevan una vida rápida, lejos de Dios, más si los conocieran de cerca se dieran cuenta que son seres amorosos, que la vida los ha situado en lugares de este oficio. De verdad es una pena que ustedes no puedan conocer en su real vida lo que ello conlleva. Yo por ejemplo, me siento en ocasiones, lejos de mis compañeros amados, y tan sólo cito tres, Rada Gómez Pepín, César Medina y Miguel Franjul, seres a quien puedo comentarles hoy en esta pequeña historia que saben de mi juventud y mi vida. Hombres que me ayudaron a crecer correctamente y hacer de mi vida y la de mi hijo ese camino que los hombres llaman bueno, que me enseñaron el camino bueno del periodismo diario. Me enseñaron a trabajar, a ser correcta y como dicen los libros de periodismo “no decir como periodista lo que no podía decir como caballero o como mujer”. También me enseñaron a bajarle la “nota” a mis alteraciones de juventud, más nunca apartar mi personalidad natural de los afectos y mucho menos del trabajo. Jamás cuando fueron mis superiores intentaron quitar de mi personalidad esa pasión que siento por la vida y mucho menos eso, que soy una mujer intensa, engendrada para ser leal, malcriada ¡hija única hembra al fin y al cabo! criada entre hombres, y que para colmo cuando llego a mi primer trabajo también era la única mujer entre docenas de hombres. Bueno, lo que quiero decir al final de esta otra pequeña historia es que nunca he estado sola, que he tenido amigos y sobre todo, he tenido a Dios.