CIUDAD Y PATRIMONIO
La Zona hecha arte
"COMPRENDIENDO SANTO DOMINGO", UN PROYECTO DE LOS ESTUDIANTES DE ARQUITECTURA DE LA PUCMM
El grafismo, el dibujo y la pintura se colaron entre los rincones de la Ciudad Colonial de Santo Domingo y la convirtieron en arte. Los responsables de eternizar cada metro cuadrado de la Ciudad Primada de América fueron los estudiantes de Arquitectura de la Pontifica Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Guiados por un equipo de grandes arquitectos como José Enrique Delmonte, Emilio Brea, Gamal Michelén, Leyda Brea y Gustavo Ubrí, los chicos fotografiaron y luego dibujaron y pintaron La Zona en un ejercicio artístico cuyos resultados superaron las prácticas académicas. El proyecto se llama Comprendiendo Santo Domingo y forma parte de Santo Domingo Capital Americana de la Cultura 2010. Una mirada artística a la Ciudad ColonialCuando las estudiantes de término de Arquitectura de la PUCMM Natassja Ramírez, Jéssica Guzmán y Jacqueline Litgow salieron a fotografiar la Ciudad Colonial como parte del proyecto Comprendiendo Santo Domingo, no pensaron que les iba a tomar días observar con ojos críticos el centro histórico de la ciudad, para luego plasmar esas observaciones en lienzo y papel. No sólo debían fijarse en las fachadas majestuosas y los atractivos patios interiores de la ciudad, sino tomar en cuenta detalles que pasan desapercibidos para los ojos del visitante, como las texturas de las paredes, los arcos, las gárgolas, el paisaje y el mobiliario urbano de La Zona. Jéssica, por ejemplo, disfrutó la oportunidad de entrar a la mayoría de los monumentos y casas y de ver la Ciudad Colonial desde sus muros, de adentro hacia fuera y no al revés, como suele suceder. A Natassja le gustó descubrir cómo los residentes adoptan cualquier rincón para jugar ajedrez o simplemente conversar. Y a Jacqueline le encantó formar parte de esa atmósfera cotidiana, social, que hace tan especial a la Ciudad Colonial. ¿En qué coincidieron las tres? En la necesidad urgente de atención que pide el centro histórico. Porque aunque los casi 40 estudiantes que participaron en el proyecto sólo dibujaron y pintaron las cosas bonitas de La Zona, todos coinciden en que la experiencia fue mucho más que una práctica académica, ya que terminaron cargados de preguntas e inquietudes. Entre las precariedades que los estudiantes visualizaron en la Ciudad Colonial en sus visitas figuran la falta de mantenimiento de los monumentos, la inseguridad en algunos puntos y la escasez de mobiliario urbano como bancos, zafacones, luces y letreros. También critican que aún no se haya puesto en marcha el cableado subterráneo y que a los segundos niveles de los edificios ubicados en la peatonal calle El Conde no se les dé mejor uso, pues lucen deteriorados y abandonados. “El dibujo y la observación impactan la memoria y el corazón; al dibujar la ciudad, ésta se comprende, se entiende y también se empieza a querer, y así se vincula un objetivo artístico de alto nivel con objetivos académicos: ellos están entrenándose en esas destrezas a la vez”, dice la directora de la escuela de Arquitectura de la PUCMM, Leyda Brea, sobre el trabajo crítico de los estudiantes. Para Brea, la experiencia ha sido como tomar vitamina C para levantar la defensa, sólo que, en este caso, se trata de sensibilizar al observador ante los valores culturales y motivar su respeto. Fotografía y dibujo Cada estudiante tomó 100 fotografías del aspecto urbano de la Ciudad Colonial; de éstas seleccionaron cinco y luego una, la que sería dibujada. La intención, indica el profesor y arquitecto Gustavo Ubrí, es que el estudiante de arquitectura se apropie de la Ciudad Colonial y la valore a través de una propuesta visual. “Luego de la fotografía pasaron al dibujo y luego que se apropiaron del dibujo hubo un proceso de conceptualización acerca de la ciudad, y luego comenzaron a hacer gráficos en torno a como podía verse la ciudad desde la óptica del estudiante”, explica Ubrí. En los trabajos abundan el dibujo a color, el alto contraste en blanco y negro y la producción a lápiz sobre papel. Sólo de esta última técnica los estudiantes realizaron alrededor de 200 piezas. Un libro Más que un ejercicio de dibujo, considera Leyda Brea, lo que hicieron los estudiantes de arquitectura es un ejercicio de sensibilización y de reconocimiento cuyos resultados, incluyendo reseñas históricas sobre la ciudad, serán recopilados en un libro que se titulará Comprendiendo Santo Domingo. “El libro será el segundo componente del proyecto. En la producción teórica participarán destacados investigadores, arquitectos y críticos de arte, quienes hablarán sobre el origen de la ciudad, de cómo llegó a ser lo que vemos ahora, de cómo llegó a ser patrimonio de la humanidad, y reseñas sobre su espacio público”. (+)UNA IDEA QUE NACIÓ EN ESPAÑAComprendiendo Santo Domingo tiene su origen en España, cuando una universidad local motivó a los estudiantes de arquitectura a dibujar detalles de la ciudad de Toledo. Con los resultados, fue editaba la antología Comprendiendo Toledo. Una propuesta similar le fue sugerida a la fundación dominicana Erwin Palm Walter y así comenzó Comprendiendo Santo Domingo. “Pensamos en la Ciudad Colonial no necesariamente para enfocar la catedral y los edificios, sino de tomar en cuenta los espacios físicos y los detalles, tratando de que el estudiante se sensibilice con su mirada. La arquitectura es una relatoría de nuestra memoria y ellos la están asimilando”, dice José Enrique Delmonte, presidente de la fundación. Creada en el año 2004 y formada básicamente por arquitectos, la institución se encarga de investigar y promover el patrimonio cultural y natural del país. El nombre rinde honor a un investigador alemán que, huyéndole al nazismo de la Segunda Guerra Mundial, se radicó en el país. Pese a no conocer el idioma ni tener referencias de República Dominicana, Palm Walter se incorporó al medio cultural dominicano y realizó, según los críticos, la mejor investigación que se ha hecho sobre el patrimonio arquitectónico de Santo Domingo.