¿QUIÉN ESTÁ EDUCANDO AL PUEBLO?
“El Señor ha perdonado tu pecado, no morirás”
La primera lectura de hoy está tomada del Segundo Libro de Samuel, y trata del gran pecado de David, cuando éste manda a matar a Urías, para quedarse con su mujer. David parece ser que no pensaba que su acción era tan mala, pues se quedó extrañado de las palabras del profeta Natán. Sin embargo, David reconoció su culpa y pidió perdón a Dios por su pecado. ¡Qué falta hace hoy el reconocer cuándo actuamos mal y pedir perdón a Dios por nuestras faltas y debilidades!: “Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta su delito… Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito… y Tú perdonaste mi culpa y mi pecado”, dice hoy el Salmo 31. El perdón de Dios es gratuito y todos estamos llamados a recibirlo, solamente debemos reconocer nuestras faltas y ser sinceros al evitar repetirlas. San Pablo en su carta a los Gálatas nos habla de la diferencia entre la ley y la fe en Cristo Jesús, y cómo nos justificamos por la fe de Cristo y no por cumplir la ley. A través de todas estas lecturas de hoy, sobre el perdón y la misericordia de Dios, nos damos cuenta del giro tan grande entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, “escrito” con la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús, el que vino no a cambiar la ley, sino a darle plenitud. ¡Cuánto tenemos que aprender aún, para vivir conforme a ley del amor y la esperanza! “Es Cristo quien vive en mí”, nos dice San Pablo. ¿Cuántos de nosotros cristianos de hoy podemos decir esa frase? ¡Cuánto nos falta por crecer en el amor de Dios! ¿Por qué más de 2,000 años de Cristianismo no lo han logrado? ¿En qué hemos fallado los “cristianos”? ¿Quién nos está enseñando a amar en estos tiempos? ¿Están las familias enseñando a sus hijos a amar? ¿Están las escuelas y colegios enseñando a sus alumnos a amar? ¿Está la sociedad permitiendo a sus hijos vivir en el amor? Hace ya varios meses que estamos asistiendo a un curso del Centro de Curación de Actitudes, en el que aprendemos que la salud es la paz interior, y la curación es el proceso de liberarse del miedo. Las personas que asisten a los grupos, descubren juntas cómo liberarse del dolor emocional y de la ansiedad que surgen ante distintas circunstancias de la vida. Hemos aprendido mucho, pero lo más importante es que debemos ser felices en el presente. No importa ni el pasado ni el futuro. Hay que liberarse de los traumas del pasado. Lo que no debemos liberar es el amor que hemos recibido. Hay personas que viven pendientes del futuro, otros se olvidan fácilmente de las preocupaciones del futuro. Debemos reconocer que ahora es el único tiempo que existe y cada instante es para amar; así como elijo convertirme en buscador de amor en vez de buscador de faltas; y lo que nos da más trabajo: elijo estar en paz por dentro a pesar de lo que suceda a mi alrededor. ¡Cuántos principios que hemos estado tratando de vivir día a día! Pero qué difícil se nos hace ante tanta injusticia, violencia y dificultades que nos rodean. Elegir la paz en lugar del conflicto, al practicar el perdón y a liberarnos del miedo. Perdón es la decisión de no sufrir por esa situación cual sea que fuere. Y si no disfrutamos el presente, ¿qué vamos a disfrutar? Cada día que pasa nos damos cuenta de lo difícil que es eliminar del “disco duro” de nuestra mente, las cosas erróneas que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida, y construir el “hombre nuevo que debemos ser”, si queremos ser discípulos del Señor Jesús. Debemos pedir al Señor que sepamos reconocer nuestras faltas y delitos.