ARQUITECTURA
La crisis debe empujar a los arquitectos a hacer espacios para personas
La crisis económica de los países desarrollados debe servir para "despertar" a los arquitectos y empujarles a que vuelvan a construir "espacios para las personas", según dijeron ayer los participantes en la segunda jornada del Primer Congreso Internacional "Arquitectura: más por menos". El arquitecto Diébédo Francis Kéré (Burkina Faso, 1965) defendió esta idea en una rueda de prensa durante su participación en el Congreso, que cuenta con la presencia de los arquitectos contemporáneos de mayor proyección mundial y que se celebra en la ciudad española de Pamplona (norte). Kéré ejerce la arquitectura desde Berlín y desarrolla proyectos en su país natal, un origen que tiene siempre presente y que le obliga a "traducir" con los materiales disponibles en Burkina Faso (madera, paja o piedra) las técnicas que aprende en Europa. El arquitecto destacó que el concepto inmaterial de la construcción es diferente en Burkina Faso, "uno de los países más pobres del mundo", donde cada ciudadano "pone su grano de arena" para levantar un proyecto "y se siente identificado con ese edificio". En cuanto a la repercusión de la crisis económica en la arquitectura, Kéré señaló que la crisis "es un alarma que nos debe despertar" y "empujar a volver a nuestras raíces, seguir construyendo y creando espacios para personas". Otra de los ponentes, la francesa Anne Lacaton, aseguró que la actual crisis "no ha variado en nada" la actitud con la que trabajan los arquitectos y, si bien es cierto que algunos proyectos se han parado, "aún se pueden hacer cosas con presupuestos reducidos". La crisis "va a hacernos volver a darnos cuenta de la importancia de las iniciativas individuales y colectivas", afirmó Lacaton, quien dijo creer "firmemente en el talento, en la importancia de los colectivos y de que las personas se hagan dueñas de su propio futuro". Sobre la importancia de la sostenibilidad, advirtió de que la propia definición de este término debe ser diferente en lugares tan dispares como Copenhague o Johannesburgo. Así, los criterios que se barajan en los países desarrollados para considerarlos sostenibles "se centran mucho en el ahorro de energía y de los recursos", pero tienden a olvidar otros conceptos como la calidad de vida, alertó Lacaton. El chileno Alejandro Aravena, jurado del máximo galardón internacional en el mundo de la arquitectura, el Premio Pritzker, se mostró escéptico ante la repercusión de la crisis en su trabajo ya que "en Chile nunca se puede hacer algo que no sea estrictamente necesario". "Si por crisis se entiende posponer todo aquello que no es estrictamente necesario, ese es el contexto en el que a mí me toca trabajar siempre. Por tanto en estricto rigor, no hay crisis sino normalidad", dijo Aravena. El congreso, que se celebra en Pamplona del 9 al 11 de junio, organizado por la Fundación Arquitectura y Sociedad, reúne a más de 400 arquitectos, políticos, filósofos, economistas e intelectuales para debatir las claves de una arquitectura más eficiente, comprometida y justa, capaz de hacer "más con menos".